jueves 28 de marzo de 2024
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Urge un teléfono rojo entre EE.UU. y China

Establecer una comunicación directa entre los líderes de ambas naciones es una herramienta necesaria para morigerar las tensiones en Asia-Pacífico y la humanidad toda.

Desde la administración de Barak Obama, los EE.UU. quieren establecer una línea directa entre los líderes de ambas potencias. Los funcionarios de Biden han continuado con la idea, pero quedan numerosos detalles por resolver, y la más importante: no se sabe si los chinos aceptarían usarla. Durante mucho tiempo ha habido problemas para obtener respuestas rápidas de Pekín cuando se trata de asuntos urgentes.

Es increíble que en la era de las comunicaciones no haya uno o varios canales disponibles para el tratamiento de los diversos temas que son de interés mutuo o fuente de conflicto. No obstante, la historia de incomunicación no es nueva. En 1989, cuando estudiantes se manifestaron en favor de la democratización de China en la plaza Tiananmen y fueron reprimidos por el ejército popular, el entonces presidente norteamericano George W Bush trató de hablar con entonces líder supremo de China, Deng Xiaoping, pero fue en vano.

En 2001, el embajador norteamericano en Pekin, Joseph W. Prueher, trató de comunicarse con el Ministerio de Relaciones Exteriores de China ante la colisión de un avión de combate chino y un avión de reconocimiento EP-3 de la Armada de Estados Unidos en abril de ese año, frente a la isla de Hainan en China. “No respondieron a mi llamada telefónica”, dijo Prueher que tuvo que esperar 12 horas para que el Ministerio de Relaciones Exteriores abriera discusiones sobre la resolución de la crisis.

Hoy, Prueher está preocupado de que un posible incidente similar que involucre a las fuerzas militares estadounidenses y chinas en el Pacífico pueda salirse de madre debido a lo que él describe como la inexistencia de canales de comunicaciones militares bilaterales.

Esa preocupación es compartida por varios ex militares estadounidenses de alto rango que advierten que los sistemas de comunicaciones de crisis militares entre Estados Unidos y China siguen siendo muy poco fiables. Su insuficiencia constituye un peligro claro y presente de posible falta de comunicación que podría alimentar una peligrosa confrontación militar entre Estados Unidos y China en un momento de intensificación de las tensiones bilaterales en el Estrecho de Taiwán y el Mar de China Meridional.

Existe una línea directa entre el Pentágono y el Ejército Popular China y se supone que se usa exclusivamente para asuntos militares, pero rara vez se usa. Justamente, después de meses de retraso El Pentágono acaba de tener su primera reunión virtual con su contraparte China. La videoconferencia entre ambas cúpulas de la defensa es la primera desde que Joe Biden llegó a la presidencia y es la muestra de los escasos esfuerzos y medios de comunicarse de ambas potencias.

Los problemas de comunicación en el marco de una actitud más ofensiva de un cada vez más poderoso ejército chino, han generado una creciente preocupación entre los funcionarios de Seguridad Nacional de Estados Unidos sobre el potencial de un error de cálculo con ese país y la sensación de que se debe hacer más para aumentar la comunicación.

“Hay una escasez preocupante de herramientas para la gestión de incidentes en la relación entre Estados Unidos y China. Es bastante urgente que el gobierno de Estados Unidos busque líneas de comunicación que le permitan responder a una crisis o prevenir una crisis. Necesitamos un operador del 911 por así decirlo “, dijo a POLITICO, Danny Russel, ex secretario adjunto del Departamento de Estado. Russel agregó que es imperativo considerar también herramientas “que puedan integrarse en una estrategia más amplia de comunicación de crisis, con el enfoque en una amplia reducción del riesgo”.

El secretario de Estado Antony Blinken advirtió a principios de este mes sobre el “empeoramiento de las fricciones con China” en el Mar de China Meridional y dijo que el posible conflicto militar entre Estados Unidos y China allí “tendría graves consecuencias globales para la seguridad y el comercio”. Las fuentes de esas fricciones incluyen la postura cada vez más agresiva de China hacia la isla autónoma de Taiwán y la negativa de China a cumplir con un fallo de 2016 de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya que rechazó los reclamos de soberanía de China sobre vastas franjas del Mar de China Meridional.

La vicepresidenta Kamala Harris también hizo referencia a esas tensiones la semana pasada al acusar a China de tácticas de coerción e intimidación en el Mar de China Meridional que “socavan el orden basado en reglas y amenazan la soberanía de las naciones”. Un día después, el portavoz del Ministerio de Defensa de China, Tan Kefei, criticó a Estados Unidos, como “el mayor disruptor de la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán” por su actividad naval en la región.

Tanto el teléfono rojo con Moscú como este nuevo proyecto son indispensables para evitar la escalada de conflictos. La película Dr. Strangelove, una parodia de este asunto durante la Guerra Fría, son el ejemplo de cómo la incomunicación o una falla en la misma podría desencadenar un desastre, la guerra a partir de un equívoco.

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