sábado 20 de abril de 2024
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Trump contra todo

A 132 días de la elección general, el presidente norteamericano avanza impertérrito en su campaña el electoral por la reelección. En Tulsa, Oklahoma, se sobrepuso a un acto de relanzamiento boicoteado por jóvenes activistas.

Los republicanos lo rechazan cada vez más – aunque no tienen más remedio – los mercados bailan al son de su twitter, los demócratas están condicionados a parecer menos “progresistas”, las minorías sufren su escarnio constante, los científicos se toman la cabeza ante cada barbaridad expresada sobre el coronavirus, los países aliados no pueden adivinar sus pasos y los rivales no comprenden su mano tendida; pese a todo, Donald Trump se comporta como el “puto jefe”, diría Pep Guardiola.

Sin que nada le haga mella –ni los 100.000 muertos que la pandemia lleva en su país– el empresario devenido en presidente se enfrentó esta semana a su fallido acto de relanzamiento de su campaña ante un estadio semivacío en Tulsa. El motivo aparente: miles de personas se anotaron para ocupar un asiento, y luego, adrede, no fueron.

Frente a sus fieles más devotos, reunidos en la arena de Oklahoma Trump habló por casi dos horas como si estuviera frente al universo, desgranando toda su oratoria incendiaria, todo su sarcasmo e incorrección que hace delirar a sus fans: llamó “kung flu” al coronavirus. Su desastroso acto –desde el punto de vista de la concurrencia– será achacado a los trolls o al miedo al virus. Por las dudas, seguramente, Trump echará a unos cuantos de sus colaboradores, del mismo modo que un emperador romano arrojaba a los leones al personal ineficiente.

En la misma semana, el temido libro The Room Where It Happened, de su ex asesor de seguridad nacional, John Bolton, salió a la venta, luego de que su publicación intentó frenarse. El libro promete contar con algunos detalles lo que ya muchos han hecho trascender: Trump es una persona que no está capacitada para ser presidente. Situación que no sería obstáculo para lograr la reelección. Sí lo sería la cantidad de frentes que tiene abiertos y que no resuelve.

Si bien los párrafos más incendiarios ya se conocieron, el libro de Bolton, sólo se encaminará a ser un éxito de ventas, con poco poder de daño a un presidente con piel de rinoceronte.

Bolton se suma a una lista de ex colaboradores que coinciden en el desastroso desempeño de Trump. Solo en las últimas semanas, el exsecretario de Defensa Jim Mattis lo calificó como “una amenaza a la Constitución.” El jefe de gabinete más antiguo de Trump, John Kelly, estuvo de acuerdo; y una de las afroamericanas de más alto rango de la administración, Mary Elizabeth Taylor, renunció para protestar por la postura del presidente sobre la ola de protestas raciales, a las que el mandatario ha respondido con represión e indiferencia.

Todos los contratiempos, fallas y aún desastres ocasionados por Trump no alcanzan para dejarlo fuera de carrera. Si bien los asesores de Trump están preocupados por sus perspectivas electorales, tal como lo señalan las encuestas, sus cañones apuntarán a las debilidades de su rival demócrata Joe Biden. El estilo agresivo de Trump supone un desafío para Biden que, a su vez, está en plena deliberación con su equipo para elegir una compañera de fórmula que podría ser negra, una forma de entusiasmar a los alicaídos activistas progresistas de su partido.

A Biden no pareciera alcanzarle sólo con el declive o el desgaste de Trump, está obligado a mostrar algo más, dicen sus asesores. Y mostrar algo más en un debate “mano a mano” con el actual presidente será una verdadera prueba de fuego para el ex vice de Obama. Su propia salud estará en juego: el sitio de campaña de Trump le recordó que en 1988 tuvo dos aneurismas cerebrales.

En el acto de Tulsa, Trump dijo: “Joe Biden ha rendido a su partido a la mafia de izquierda. Él no tiene el control. ¿Alguien honestamente piensa que él controla a estos maníacos radicales? ¿Saben lo que le dice a su esposa cuando no la está confundiendo con su hermana? ‘Sácame de aquí. Estas personas están locas’. Eso es lo que dice. No tiene absolutamente ningún control”.

La lucha promete ser demoledora.

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