jueves 28 de marzo de 2024
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Rolando Rivera: “El día que la política tenga una solución científica única y perfecta para cada situación se acabó la política”

Rolando Rivera es Biólogo y Doctor en Bioquímica. Es Profesor Titular de Genómica y Genética del Desarrollo en la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA) e investigador del CONICET. Desde el inicio de la aparición del COVID-19 ha seguido muy de cerca la evolución de la crisis sanitaria.

Parecería que está gobernando la Ciencia. Todo queda supeditado a la crisis del coronavirus.

En mi opinión la ciencia no gobierna, ni debería gobernar. Gobierna el pueblo a través de quienes elige. Que el gobierno proclame que usa la ciencia es otra cosa, en algunos casos para justificar políticas inciertas. Pero no es malo apoyarse en el conocimiento. La ciencia debe dar una base objetiva a las decisiones, aunque no justificar a posteriori esas decisiones, que siempre, indefectiblemente, son políticas. Nuestro actual gobierno intenta crear la idea de “gobierno de científicos” pero creo que es más un cliché para diferenciarse del anterior, al que decidió llamar el “gobierno de los CEOs”, que una realidad. A muchos miembros de la comunidad científica les gusta ese slogan, a mí no. Porque considero que hay una apreciación equivocada dentro de ese sector, en donde no pocos creen que la ciencia es “la solución” cuando la ciencia provee datos para tomar decisiones. A veces existe una cierta soberbia, una visión elitista de que solo el que posee “el conocimiento” puede saber qué hacer. No quiero que se malinterprete, yo creo y sostengo que las decisiones tienen que tener una base científica y objetiva, pero no por eso dejan de ser decisiones políticas que deben incluir otras miradas.

Si la curva de contagio está más que aplanada, aplastada ¿porqué seguimos con aislamiento obligatorio?, ¿Cómo estás viendo la discusión sobre cómo salir de la cuarentena?

No soy médico epidemiólogo como para hacer afirmaciones indudables en este tema, pero he trabajado con virus y, desde hace años, con vectores de enfermedades infecciosas, por lo que puedo leer críticamente trabajos estrictamente técnicos y comprenderlos. La cuarentena que decidió el gobierno fue correcta, sin dudas, y tomada en el momento oportuno, con los resultados que se ven. Las medidas de distanciamiento e incluso aislamiento obligatorio son necesarias en tanto la cantidad de infectados capaces de contagiar no baje, el famoso R0 menor que 1. Pero, y siempre hay un pero, a mi juicio aún no tenemos una idea clara de la situación general por falta de suficientes testeos. No sabemos a ciencia cierta cual es la proporción de infectados fuera de los que tienen síntomas, que son los únicos que se testean. Y como la enfermedad también se contagia desde infectados sin síntomas, cualquier salida a ciegas es peligrosa y no salir también es peligroso. En este sentido, aun con críticas, trato de ser comprensivo con las medidas del gobierno porque, como lo expresó con enorme claridad Angela Merkel, se camina sobre hielo muy delgado.

¿Está nuestro Estado en condiciones de hacer frente a una crisis de esta naturaleza? 

El Estado, en las condiciones actuales, y siendo optimista con mis apreciaciones, puede hacerle frente al problema, pero muy ineficientemente y a un costo altísimo. Es un tema con varias facetas. Una es la falta de insumos. Soy muy crítico con la falta de previsión que hubo. Y si fuera menos comprensivo, como trato de ser, hablaría de ineptitud. Y no lo digo con el diario del lunes: en febrero estaba conversando con colegas expertos en el tema de que lo que venía era complicado. Pero yo no soy funcionario, soy un ciudadano de a pie y le exijo al funcionario que cumpla con su deber y que esté informado de las cuestiones atinentes a su área. Y si es funcionario político, le exijo el doble. Primero se dijo que la enfermedad no iba a llegar, luego se dijo que llegó antes de lo esperado. No quiero ensañarme con esas frases desafortunadas, porque me consta que en el gobierno hay personas muy capaces que conocen del tema, pero quien tiene responsabilidades políticas sabe que debe rendir cuentas. Son las reglas de juego. Y no creo que los funcionarios políticos sean incapaces, a mi juicio, en ese momento estaban todavía distraídos, por decirlo de algún modo, con el reparto de los cargos de gestión, no había capacidad de toma de decisiones, y todo quedó en el aire. En febrero se debieron comprar insumos, hacer un stock de prevención y, a la vez, comenzar a movilizar recursos para una eventual producción local, pero no se hizo. Luego, el gobierno actuó muy bien aplicando la cuarentena en tiempo y forma, pero esos errores iniciales se pagan o se corrigen a un costo más alto. Por más que se intente justificar que todo estaba planeado y se quiera hacer ver que los tests que se hacen, limitados a los casos sospechosos, son parte de un plan pensado, para mí es tratar de hacer lo mejor que se puede con lo poco que hay.

No se compran insumos a tiempo, otras contrataciones se pagan por sobre los niveles de mercado, la ayuda no llega por demoras en la logística, los jubilados tienen que hacer cola para cobrar, etc., etc.,

Los sobreprecios, la falta de logística y errores de apreciación sobre como deben ejecutarse algunas decisiones no son sorprendentes, es un problema de la falta de profesionalización en el Estado. El Estado argentino es pobre en términos profesionales y, además, excesivamente grande. No está preparado porque cada cargo es visto como un cargo político y no existe una burocracia estable que ejecute las políticas de los gobiernos y, en los casos rutinarios, funcione con piloto automático. Pero, y aquí soy muy crítico, no es casual: cuando más enrevesado sea el sistema y más ineficiente, mejor se cobija la corrupción.

En estos tiempos de fragmentación se están fragmentando también las decisiones, lo económico separado de lo sanitario, lo científico separado de lo político. ¿Qué pensás al respecto?

Que son inseparables. No creo que exista una dicotomía salud vs. economía, ni ciencia vs política. Sí creo que hay una relación costo-beneficio que varia con las circunstancias. Al principio, por ejemplo, era lógico y necesario minimizar el daño a la salud por sobre el daño a la economía (que ya venía vapuleada) pero a medida que la cuarentena se extiende, el daño que hace la caída de la actividad económica puede terminar siendo mayor que el daño sanitario. Entiendo al presidente pero no coincido con él cuando dice que la economía se recupera y una vida no, porque la miseria también mata. Entonces la decisión, con una base científica (en el sentido de conocer la situación), debe ser cual es la salida menos costosa o cual es el sector que va a ser más perjudicado o beneficiado y como se balancea eso. Más pronto que tarde se deberá resolver, si no, me imagino que cada ciudadano tomará una decisión personal en base a su propia evaluación de costo-beneficio y será peor. Y es una decisión política. No aplica la ciencia en estado puro porque hay más de una decisión posible, con costos y beneficios diferentes. El día en que la política tenga una solución científica única y perfecta para cada situación se acabó la política y, lo que es paradójico, el disenso y la refutación, algo necesario para el avance del conocimiento. En esas condiciones no tendríamos necesidad de elegir gobierno sino usar algún algoritmo o redes neuronales o inteligencia artificial para tomar decisiones inapelables, lo que sería una forma inhumana de gobernar humanos. Aunque reconozco que sería comodísimo para los autoritarios que, además, buscan siempre una coartada científica.

¿Para qué recurrir a la Ciencia si, como piensan algunos miembros del Gabinete Nacional, el virus es hijo del neolibealismo? ¿Un “bichito inobservable” se llevará puesto al sistema Capitalista?

La cantidad de tonterías que he escuchado es sorprendente. Creo que son más que nada expresiones de deseo subjetivas e ideologizadas. Lo más llamativo es que vienen de personas con una instrucción indudable, con títulos y blasones académicos. Y no solo en Argentina. Vamos de las afirmaciones irrisorias de la viceministra de educación que, además, y no está de más recordarlo, fue secretaria de Ciencia y Técnica del gobierno de la Alianza, diciendo que es culpa del neoliberalismo, a las declaraciones del ministro de educación de Brasil, diciendo que el virus es parte de un plan chino para dominar el mundo. Para unos es lo que llaman neoliberalismo y para otros es el partido comunista chino. Incluso he leído académicos de renombre en redes sociales diciendo que dado que en EEUU el problema es más grave que en Vietnam queda demostrado que el socialismo y no el capitalismo es la solución, algo que no seria tan ridículo si no fuera porque Vietnam se ha transformado en un país capitalista. Aunque son cosas muy habituales en las redes sociales, en donde los que hacen afirmaciones de ese tipo hablan con pretendida seriedad, con un tono intelectual y académico, pero seleccionan solo los datos que encuadran con sus creencias. Si tomaran todos los datos disponibles quizás verían que el virus carece de ideología y ha atacado a todos por igual. Por supuesto que hay ejemplos fuera de escala, y peligrosos por su importancia, como el presidente de Brasil diciendo que esto es una gripecita o el de EEUU sugiriendo tomar desinfectante, aunque en su descargo les reconozco que jamás pretendieron mostrarse como intelectuales.

¿Es más lo que sabemos o es más lo que no sabemos todavía del Covid-19?

En todo siempre es más lo que no sabemos que lo que sabemos. Cada respuesta a una pregunta, en ciencia, genera más preguntas. Es decir que siempre que respondemos algo nos damos cuenta de todo lo que no sabemos. En el caso de la COVID-19 no sabemos demasiado, es una enfermedad nueva. Así y todo, es impresionante como en apenas unos pocos meses una enorme cantidad de científicos se ha lanzado a responder preguntas sobre el tema, hubo una respuesta masiva de los científicos y se publican cientos de trabajos semanales de acceso abierto.

¿La biología mete miedo?

No creo que exista miedo a la biología. Sí, creo, hay un cierto temor por la biotecnología, más por prejuicios y por efecto de las teorías conspirativas, siempre incomprobables, que por lo que en realidad es. Y se ve en cosas como las supuestas armas biológicas, los fitosanitarios (agrotóxicos los llaman), los transgénicos, la clonación. Y últimamente han estado muy visibles los que intentan crear miedo promoviendo datos falsos e ignorancia como los antivacunas, el grupo más peligroso de todos.

El miedo también disciplina

Sí, el miedo como disciplinador de la sociedad ha sido la estrategia de muchos gobernantes. El nazismo y el stalinismo, entre otros, disciplinaron por miedo, por el terror, y sin mucha ciencia, aunque intentaron inventar una ciencia que justificara sus crímenes. Pero ningún miedo es eterno. Y menos cuanto mejor es la educación del pueblo.

¿La ciencia también sobreactúa?

No sé si lo llamaría sobreactucación sino necesidad de figurar. Los científicos solemos tener un ego bastante exacerbado y un micrófono, una cámara de televisión o… esta misma entrevista, pueden ser disparadores de excesos, de querer hacer creer que “mi ciencia sana y salva”. Y la realidad es que somos gente común, ciudadanos que tenemos la suerte de trabajar en temas que nos apasionan y queremos saber más y más y resolver problemas desde los más abstractos a los más prácticos. Pero, por ejemplo, Juan, el mecánico de mi auto, no es diferente, puede estar un fin de semana armando un motor por el placer de hacerlo andar y mandarme un video por whatsapp del motor andando, un domingo a la noche, orgulloso de haberlo logrado.

Los escenarios alternativos pos pandemia parecen desalentadores ¿Vamos a un Mundo con pasaporte sanitario, con edición genética, con más proteccionismo, con segmentación de la libertad por edades?, ¿Cómo lo imaginás? 

En estas cuestiones soy muy simple y poco imaginativo. No imagino al mundo muy diferente a cómo era en cuanto a las relaciones entre las personas. Sin dudas habrá cambios, algunos más rápidos, pero las sociedades, y lo digo intuitivamente, como completo ignorante del tema, siempre han ido cambiando y evolucionando. Ahora todos nos comunicamos por videoconferencias. A muchos les parece extraño, pero para las generaciones nacidas y criadas en el mundo digital, no lo es. Quizás sí cambien hábitos de higiene y salubridad, que son siempre bienvenidos. Pero eso mismo pasó después de la pandemia de gripe de principios del siglo XX o con la pandemia, aun vigente, del SIDA. Quizás ahora se pida un pasaporte inmunológico, hasta tanto esté la vacuna, pero eso no me parece diferente a la exigencia de certificado de vacunación contra, por ejemplo, fiebre amarilla, que exigen muchos países en donde esa enfermedad es endémica. Es razonable. Lo que sí imagino y me preocupa es que algunos gobernantes van a usar toda la tecnología disponible con la excusa de controlar la enfermedad, para hacer realidad lo que siempre quisieron: controlarnos a nosotros. Nada nuevo, el concepto no cambia, cambia la tecnología.

Sé de tu admiración por Hulk, el personaje de MARVEL ¿A qué se debe? 

Quizás a que me siento identificado con el Dr. David Bruce Banner, un científico que descubre de casualidad como expresar su opinión de manera clara y sencilla, aunque a veces demasiado enfáticamente, sin miedo a represalias (si bien siempre puede aparecer Thanos). Aunque confieso también mi cercanía al Dr. Strange, porque hay que ser maestro de las artes místicas para hacer ciencia en algunos lugares.

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