miércoles 24 de abril de 2024
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¿Qué libertad?

El lunes 19, Londres festejó, cual fin de la Segunda Guerra Mundial, el fin de las restricciones impuestas por la pandemia. El llamado “Día de la Libertad” muestra un rasgo adolescente de la humanidad.

La libertad es una categoría que ha centrado el interés de filósofos y pensadores desde los inicios de la civilización. En la era moderna, John Rawls fue uno de los filósofos liberales norteamericanos que más se abocó al asunto. Haciendo una vulgata de sus ideas podemos decir que para él, la libertad consta de dos principios: uno que garantiza el derecho de cada persona a tener la libertad básica más amplia compatible con la libertad de los demás, y otro que establece que las posiciones sociales y económicas deben ser en beneficio de todos y abiertas a todos.

Nada más alejado de la actual idea extendida de libertad asociada a un individualismo cerril, según la cual la libertad es la posibilidad de que cada uno pueda hacer lo que sus recursos le permiten sin arreglo a ninguna otra consideración: Si puedo viajar y hacer turismo en medio de una pandemia, lo hago sin considerar los efectos que esa acción individual puede traer sobre la salud pública, es decir, sobre la actual y futura libertad de los demás. Lo mismo con el uso de tapabocas, el distanciamiento y otras medidas de prevención que han sido resistidas por amplios núcleos de personas en muchos países de Occidente, so pretexto de ejercer “su” libertad.

Para el siempre agudo filósofo surcoreano Byung-Chul Han, durante esta pandemia, la libertad encierra una condición extraña, ya que se la asocia a las restricciones sanitarias que las autoridades han debido imponer en todo el mundo. No obstante, “la paradoja de la pandemia consiste en que uno acaba teniendo más libertad si se impone voluntariamente restricciones a sí mismo. Quien rechaza, por ejemplo, el uso de mascarillas como un atentado a la libertad, acaba teniendo al final menos libertad”. En la politización de las restricciones sanitarias reside la exacerbación de la idea infantil de libertad, tal como se vivió en los EE.UU. bajo el gobierno de Donald Trump.

En su último libro, Byung-Chul Han, razona que hemos ingresado en el tiempo en que las sociedades buscan sustraerse de manera histérica al padecimiento y compran refugios de todo tipo. Eso se puede verificar, por ejemplo, en el crecimiento del negocio de los analgésicos. Pero también abarca a otras regiones claves como la psicología y la política. Y todo eso establece una mayor negatividad sobre medidas sanitarias “antipáticas” que nos recuerdan el dolor y el padecimiento, además de limitar nuestras opciones.

La profesora del departamento de Ciencias del Derecho, de la Universidad de Chile Carolina Bruna propone comenzar estableciendo que el concepto de libertad es algo complejo y que, por lo general, se ha pensado bajo las ideas de individualismo y dominación. Por ese camino se establece una oposición Estado vs individuo. “Se ha pensado muy poco desde el punto de vista de la cooperación y horizontalidad (cooperativismo)”.

La libertad sin responsabilidad es mero capricho, es antisocial y una grave amenaza para comunidades enteras que luchan por salir de la actual plaga, una de cuyas principales armas es la vacunación. Y en este punto, nuevamente, se presenta el dilema de hacer obligatoria o no la inoculación ante un buen porcentaje de la población que se resiste a recibir vacunas porque no cumplen con las condiciones normales de maduración para ser consideradas dentro de un calendario anual de vacunación. ¿Serán libres de morir?

Por lo pronto, el triste espectáculo de las calles desbordadas en Inglaterra por el júbilo – esa droga anestesiante diría Byung-Chul Han – por un Estado que les “devolvió” su libertad, ya tiene un correlato de 45.558 casos con 96 muertes, a los dos días, en su mayoría con la variante delta.

La semana anterior al “festejo”, cuando Boris Johnson – vaya adolescente – ya había dispuesto el fin de las restricciones para este lunes 19, el director médico de Inglaterra, el profesor Chris Whitty, advertía que las hospitalizaciones se duplicaban aproximadamente cada tres semanas y podrían alcanzar niveles “bastante aterradores” en unas semanas. También dijo que era posible la vuelta a la imposición de las restricciones, asunto que hoy mismo se está planteando la opinión pública británica y la administración de Joe Biden.

Es probable que en esta larga maratón, haya que volver a aplicar restricciones, aperturas y cierres hasta que estemos a salvo. Mientras tanto la mejor manera de preservar la libertad frente a verdaderos atropellos autoritarios será ejercerla con responsabilidad.

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