jueves 25 de abril de 2024
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Operación antigrieta en los EE. UU.

El mundo de los medios estadounidense –y más allá– vio con cierto estupor que tanto la cadena Fox como la CNN despidieran a sus dos conductores estrella de sus noticieros: Tucker Carlson y Don Lemon, en la misma semana.

Carlson jugó el papel de enemigo de los demócratas, un azote de los liberales y su corrección política y –obviamente– un trumpista de la primera hora que desde la cadena del conservador Rupert Murdoch cautivó a millones desde su programa con posturas antiliberales y hasta abiertamente totalitarias. Como muchos en la nueva derecha, ha adulado a Viktor Orban y a Vladimir Putin, y cuestionado el apoyo a Ucrania, teniendo a los militares estadounidenses siempre como blanco de sus críticas. “Somos un país mejor sin él atacando a nuestro ejército todas las noches frente a cientos de miles de personas”, dijo un alto funcionario del Departamento de Defensa cuando se enteró de su despido.

Carlson ha argumentado que los demócratas están “tratando de reemplazar al electorado actual… con gente nueva, votantes más obedientes del Tercer Mundo”, una teoría que encuentra el favor de la extrema derecha. Ha minimizado y distorsionado el ataque de los partidarios de Trump al Capitolio el 6 de enero de 2021, transmitiendo videos editados selectivamente y afirmando que los alborotadores eran “turistas” “dóciles”. Y apoyó siempre a Donald Trump, en tanto revulsivo de la elite de Washington – dedicando un programa completo a una entrevista con él hace solo dos semanas.

La eyección de Carlson es el corolario de una demanda que la Fox tuvo que remediar con un pago récord de unos 780 millones de dólares planteada por la empresa Dominion, la responsable del voto electrónico que Trump y Carlson acusaron de ser manipulable y pirateable para sostener el relato de la “gran mentira” según el cual Biden robó la elección a Trump en 2021.

La salida del presentador obedece, además, al retiro de publicidad de empresas en desacuerdo con su discurso, pese a lo cual la audiencia nunca decayó. La Fox, cuidando esos intereses, también despidió al presentador trumpista, Dan Bongino. Tal vez Fox esté haciendo una limpieza y necesite un par de cabezas cortadas para recordar a sus empleados la distinción entre complacer a su público, como lo hacen regularmente los programas políticos partidistas tanto en Fox como en MSNBC, y difamar a las personas o empresas que podrían entablar demandas. O, tal vez, haya alguna sugerencia que se filtre desde la administración de Joe Biden para bajarle el tono a la disputa política en tiempos de guerra.

Del otro lado de la cancha y casi en simultáneo, el presentador de CNN, Don Lemon, también fue despedido. “Estoy atónito”, escribió Lemon en Twitter, diciendo que su agente le había comunicado que lo habían dejado ir, luego de 17 años en la cadena.

Don Lemon comenzó a tener problemas a principios de este año después de los comentarios que hizo sobre la aspirante presidencial republicana Nikki Haley, ex embajadora de la ONU y gobernadora de Carolina del Sur. Según Lemon, la Sra. Haley no estaba “en su mejor momento”, “cuando se considera que una mujer está en su mejor momento, en sus 20, 30 y tal vez en sus 40”, dijo, empeorando su comentario sexista del cual se retractó ampliamente.

La reputación de Lemon sufrió otra mácula por un informe de Variety, que, a principios de abril, detallaba acusaciones de comportamiento misógino hacia sus colegas de CNN.

Cualquiera que sea la razón, la partida de Carlson, como la de Lemon, es un recordatorio de que, si bien Fox News y CNN pueden nutrir y crear estrellas, no están en deuda con ellas.

Los casos tienen similitudes, pero algunas diferencias importantes, aunque la actuación de esos presentadores seguramente habrían afectado la forma en que la televisión cubrirá las elecciones presidenciales de 2024, crispnado a sus audiencias. Ambos fueron echados en la misma semana en la que Joe Biden anunció que irá por la reelección.

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