La derrota del Gobierno en las elecciones PASO fue tan contundente, que más allá del análisis en detalle de los resultados electorales, abrió una cantidad importante de preguntas de fondo, y desató una crisis importante en el gabinete del Gobierno Nacional.
En 2019 Cristina Fernández, diseñó un experimento que fue exitoso electoralmente pero que ahora aparece en su máxima vulnerabilidad. Habrá que ver si el gobierno puede remontar este resultado negativo, pero aparentemente será muy difícil, si es que este resultado no es producto solamente de la falta de plata en el bolsillo, sino que es producto de una serie de factores muy difícil de desatar, factores económicos, políticos, sanitarios, éticos, y de estilo.
Ahora ese experimento está en crisis orgánica, del punto de vista económico, parece agotado, desde el punto de vista político, inventar un candidato puede ser una muestra de plasticidad, y picardía, pero inventar un presidente es una irresponsabilidad. En este momento, su punto de equilibrio interno ha estallado por el aire, y todavía tiene un final abierto.
En cuanto a la oposición, se debatirá entre una revancha de 2015, o por el contrario, el asumir la responsabilidad de la crisis del momento, y diseñar políticas públicas conceptualmente y administrativamente fundadas, para tratar de dar a la Argentina en 2023 un cambio de paradigma en cuanto a su administración política y su modelo de desarrollo.
