viernes 19 de abril de 2024
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Mariana Polizzi responde cómo será la elección del próximo presidente de Italia

Entrevistamos a Mariana Polizzi, especialista en temas políticos de Italia y Europa, dado que en esta semana se elige un nuevo presidente en la península.

Esta semana comienza el proceso de elección de un nuevo presidente en Italia, ¿qué escenarios pueden plantearse?

Para empezar, recordemos que Italia es una república parlamentaria en donde el presidente es el Jefe de Estado, y el Presidente de Consejo de Ministros, el encargado de detentar el gobierno. Además, es preciso remarcar las atribuciones conferidas al jefe de Estado por la Constitución Italiana, entre ellas es la autoridad capaz de encargar gobierno según la composición parlamentaria, ni más ni menos, por lo que la importancia de esta elección resulta crucial. En febrero termina el mandato presidencial (que dura 7 años) de Sergio Mattarella y los nombres que más suenan para convertirse en sucesor del actual mandatario siciliano son justamente Mario Draghi y Silvio Berlusconi.

Entonces, a partir del 24 de enero, en sesión común de representantes de ambas cámaras (diputados y senadores) más delegados regionales, elegirán al próximo presidente de la República Italiana, ergo el sucesor (o no en caso de ser reelecto) de Mattarella. Se trata de una Asamblea compuesta por 630 diputados, 320 senadores (el número que quedó luego de aprobado el Referéndum Constitucional de 2020), y 58 delegados regionales, lo que hacen un total de 1008 representantes. Asimismo, dentro de este escenario se vislumbran 4 ejes políticos posibles: 1) centro derecha (Lega, Fratelli D’Italia, y Forza Italia entre los partidos principales); 2) centro derecha más Italia Viva (el partido fundado por el ex premier y actual senador por Firenze Matteo Renzi); 3) la alianza “giallorossa” (Partido Democrático y Movimiento Cinco Estrellas, principalmente); y 4) “Campo Largo”: fuerzas menores de centro izquierda europeísta, más PD, IV y M5S.

Se realizan cuatro escrutinios: para consagrar al presidente se requieren 2/3 en los primeros tres escrutinios (672 votos), o bien una mayoría absoluta en el cuarto escrutinio (505 votos) si las fuerzas políticas siguen fragmentadas.

Entre los escenarios posibles, podemos destacar las siguientes envergaduras: 1) la negativa de Sergio Mattarella a ser reelecto; 2) la preeminencia de Mario Draghi como conductor del país, siendo el candidato favorito tanto de los votantes de centro izquierda como de los de centro derecha: pero, por otra parte, hay que considerar la imposibilidad de que el mismo Draghi detente las funciones de presidente y premier, más el deseo de que termine su magistratura en término para que luego haya elecciones políticas en 2023; 3) el siempre presente Berlusconi, que se propone como candidato al cole.

Lo positivo es que se está impulsando la posibilidad de elegir al próximo presidente mediante un acuerdo amplio, que permita ungir una figura capaz de conservar la garantía del respeto institucional, y francamente Silvio Berlusconi sigue siendo una personalidad política fuertemente cuestionada en el país, principalmente desde el fin de su cuarto gobierno en 2011. El PD se decantaría por una continuidad de Mattarella para, de esta manera, mantener a Draghi en su actual función. M5S y la centro derecha se muestran también abiertos a un acuerdo político. Veremos cómo resulta la elección en los próximos días.

El año 2021, pese al Covid, Italia fue uno de los países con mejor performance de la Unión Europea (The Economist lo puso como el mejor), ¿qué perspectivas de mantener esa situación ves en los próximos meses?

Bueno, teniendo en cuenta lo que plantea el artículo, debemos destacar 4 puntos importantes: 1) la asunción de Mario Draghi en calidad de Presidente del Consiglio de la República Italiana: este hecho no es menor, dado el prestigio internacional de Draghi al frente del Banco Central Europeo, ante la crisis del Euro – pero además, muchos se han percatado de su perfil altamente político, a pesar de que a primeras parece más un técnico puro que un Primer Ministro (que de hecho lo era hasta hace unos años); 2) una gestión sanitaria exitosa tanto en el control de contagios como en el avance de la campaña de vacunación – y, sumado a esto, la presentación programática para hacerse de los fondos otorgados del programa de asistencia económica Next Generation Europe, en el que Italia resulta ser la nación más beneficiada (siendo también la más golpeada a nivel continental en el año 2020 por el auge de infectados y decesos); 3) un programa de recuperación económica: se estima que en el primer trimestre de 2022 Italia podría recuperar los niveles productivos pre-pandémicos, siendo el país el segundo polo industrial de la Unión Europea; y 4) por último, un planteo de política exterior más cercano al atlantismo y al europeísmo (sin desatender tópicos geopolíticos estratégicos como el Mediterráneo y la cuestión de Libia, más la creciente influencia de China), con el objetivo de posicionar nuevamente a Italia como actor de relevancia europeo.

Si tenemos en cuenta el concepto de softpower del profesor Joseph Nye Jr., podemos pensar que Italia es una nación con todas las potencialidades para ejercer influencia por medio de la disuasión y del poder intangible (sin negar las obvias capacidades duras que le confiere su alianza al Tratado del Atlántico Norte): un país que es cuna de la cultura occidental y del Renacimiento, un museo al aire libre que parece un regalo de los dioses de la antigüedad a la humanidad tiene que concentrar estrategias para seguir estimulando su comercio, su turismo, su industria (apuntalando al Made In Italy); pero insisto, como socio pleno de la UE. Otra cuestión es el famoso ingenio italiano, que destaca a nivel no sólo doméstico sino también en la diáspora alrededor del mundo.

La elección en Francia, que se producirá en unos meses, tiene a Macron, por el momento, encabezando las encuestas y con escenarios de segunda vuelta que lo dan como ganador, ya sea enfrentando a la ultraderecha o la ultraizquierda, pero también a la candidata conservadora moderada. ¿Puede producirse un cisne negro en las próximas semanas que alteren esa situación? 

Hablando de un acontecimiento inesperado como el cisne negro, hace unos meses era indiscutido el crecimiento de la derecha radical de Asamblea Nacional y su lideresa Marine Le Pen (recordemos que ésta disputó la segunda vuelta junto a Emmanuel Macron en la última elección presidencial, y hasta muy recientemente lo superaba en márgenes de aceptación popular). No obstante, durante los meses recientes, que justamente coincidieron con el agravamiento de la pandemia y las restricciones en el país, los medios otorgaron mucha preeminencia a Éric Zemmour, que representa una derecha más cruda y visceral que la de la propia Le Pen, irrumpiendo así en el escenario político francés, y provocando un decrecimiento de la popularidad de la abogada parisina.

Pero volviendo puntualmente a la pregunta, los últimos sondeos electorales ubican al actual presidente de la República como favorito a ganar la elección. Además, cuenta con el favor de que Francia es la nación de la UE que preside el semestre europeo, con lo cual no dudará en capitalizar las ideas de una Francia socia de una Europa fuerte y eficiente como actor de peso global; esto, muy en contraposición a cuestionamientos al bloque comunitario como los de la misma Le Pen o J. L. Melenchon, por caso.

Una pregunta que muchos analistas se plantean, dado el relevo de Ángela Merkel es quién asumirá el liderazgo europeo en los próximos meses. Me gustaría conocer tu opinión.

Pienso que la proyección y el legado europeo de Angela Merkel, como líder comunitaria, continuará siendo debatido y analizado por los próximos años: no sólo por su rol como canciller alemana sino por los períodos y crisis históricas que le tocó atravesar tanto a nivel doméstico como transnacional. Desde luego, es importante destacar la preeminencia continua del eje franco germano y, en tercer lugar, la emergencia de Italia bajo la conducción del ex presidente del BCE.

Seguramente, si Macron resulta ungido nuevamente presidente en Francia tiene la chance de consolidarse como un liderazgo europeo. Lo mismo diría si potencialmente consideramos la posibilidad de que Mario Draghi resulte electo presidente de la República en Italia: estamos hablando de dos figuras que han demostrado eficiencia y solidez política en el manejo de una crisis tan importante como la desatada por el Covid19. Será interesante observar la suerte de estas dos figuras políticas durante 2022.

Europa está saliendo de una nueva ola del Covid, esta vez más contagiosa pero menos letal. Justamente España ya está teniendo planes de contingencia para tratar el problema como una gripe. ¿Cómo ves el escenario en el resto de los países de la región? 

Recientemente, expertos europeos han llegado a la conclusión de que lo peor de la cuarta ola del Covid19 ya pasó: Italia, Gran Bretaña y Francia han reflejado un retroceso en el número de contagios diarios (y aquí también podríamos ubicar a Sudáfrica, lugar de origen de la cepa Omicron), lo que nos hace pensar que se arribará próximamente a una meseta o pico de casos.

Por ejemplo, hablando de Italia, la idea es alivianar el tratamiento de la enfermedad, en el sentido de que se estima que la nueva variante alcanzará a la población italiana; por ello desde el ministerio de salud insisten con la importancia de la vacunación, siendo que ésta es necesaria incluso para ir a un bar o tomar el tren. Remarco el tema vacunación ya que en las últimas horas Austria anunció la vacunación obligatoria para contrarrestar la pandemia a partir de febrero.

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