sábado 20 de abril de 2024
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Los 3 de febrero

La fecha conmemora el fin de la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay y la derrota de Juan Manuel de Rosas en la Argentina en la batalla de Caseros.

El 3 de febrero de 1989, un golpe de estado terminó con los casi 35 años de la dictadura del general Alfredo Stroessner, en la República de Paraguay, cerrando la historia de la autocracia más larga de Sudamérica. El control de Stroessner sobre los destinos de los paraguayos quedó en segundo lugar en América, cuyo tope de podio lo ocupa Fidel Castro, para la historiografía liberal.

Stroessner fue un militar que participó en las Guerras del Chaco y con su fama y ambición llegó al gobierno en elecciones poco claras como candidato del Partido Colorado, en 1954. Anticomunista y nacionalista basó su régimen en la utilización de todos los recursos disponibles para sostenerse en el poder de manera autocrática. Delegó en su Ministro del Interior, Edgar Linneo Insfrán la tarea de controlar a los políticos de la oposición y a los disidentes del Partido Colorado, sin escatimar en torturas, secuestros y asesinatos.

Sus primeras medidas económicas se estructuraron alrededor de un plan de estabilización del Fondo Monetario Internacional, que profundizaron la ya marcada desigualdad social. En 1959 la Cámara de Diputados condenó la brutalidad policial imperante en una moción apoyada por algunos políticos colorados. Stroessner respondió de manera contundente: disolvió el Congreso y arrestó a unos 300 disidentes del Partido Colorado, que fueron deportados a la Argentina.

La afiliación al Partido Colorado era obligatoria para los militares y funcionarios públicos, lo que lentamente se convirtió en sinónimo. La alianza entre el ejército, el partido y la elite económica paraguaya selló la durabilidad del dictador en el poder.

Los opositores fueron barridos de la esfera pública. Luego de su caída, la Comisión de Verdad y Justicia calcula que hubo un total de 20.090 víctimas directas de violaciones de derechos humanos y 107.987 víctimas indirectas. En total, unas 130.000 personas vieron violados sus derechos, según la comisión, con un país que tenía 6,8 millones de habitantes.

Uno de los factores que dio estabilidad al gobierno de Stroessner fue la ayuda que Estados Unidos llevó al Paraguay durante gran parte de la dictadura. A través del programa Alianza para el Progreso, un proyecto para impulsar el desarrollo en América Latina, los norteamericanos financiaron el magro desarrollo paraguayo, convirtiendo a ese país en el tercer destinatario de los fondos en la región. No en vano, Paraguay sería el cuartel general de la “Operación Cóndor”, la coordinación de dictaduras regionales para la lucha contra la ideología comunista, rótulo bajo el cual entraba toda disidencia al poder militar de las dictaduras de Sudamérica.

Luego del muy mal desempeño económico de Paraguay en lo que fuera la “década perdida” para toda América Latina, el gobierno totalitario fue perdiendo fuerza con la difusión de un descontento generalizado. Stroessner, en el marco de la ola democrática encabezada por Raúl Alfonsín en la Argentina, comenzaba a ser un caudillo caduco e impresentable. En 1985 el presidente Ronald Reagan se refirió a Paraguay como una “dictadura”: su apoyo a Stroessner era cada vez más difícil de justificar en un contexto de democratización regional y de distensión con la URSS.  

Así lo entendió el general Andrés Rodríguez – consuegro y mano derecha del dictador – que el 3 de febrero de 1989 se alzó en armas y depuso a Stroessner con escaramuzas que dejaron unos 200 muertos.

La democratización del Paraguay ha sido lenta o trunca: con amplia impunidad para los responsables de las violaciones de los derechos humanos; fuerte desigualdad económica y social y un pobre sistema de partidos. El Partido Colorado sigue siendo –salvo el período de 2008 a 2012 en el que Fernando Lugo gobernó por la Alianza Patriótica por el Cambio– el partido de gobierno hasta hoy.

Por caso, quien hoy preside el Paraguay desde 2018, el conservador Mario Abdo Benítez, no es otro que el hijo del secretario privado de Stroessner.

Otro 3 de febrero, pero de 1852, también señaló la derrota de Juan Manuel de Rosas, a manos de Justo José de Urquiza, imponiéndole, como Rodríguez a Stroessner, el exilio definitivo en Inglaterra – el dictador paraguayo fue a Brasil, donde murió en 2006.

Pensándolo bien, tal vez solo sea una coincidencia de las efemérides.

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