jueves 28 de marzo de 2024
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Las Sardinas derrotan a Salvini

El juvenil movimiento antifascista italiano fue clave para derrotar a la candidata de Mateo Salvini en Bolonia. Sin candidatos, las “jóvenes sardinas” se constituyeron en un actor decisivo en el complejo mosaico político italiano y un freno a la ultraderecha. 

El movimiento italiano de las “Sardinas” le acaba de dar a la Liga de Mateo Salvini un revés político importante. Con un nombre poco heroico que remite a “llenar las plazas hasta que queden como una lata de sardinas”, este movimiento juvenil, que nació en noviembre en Bolonia, capital de la región de Emilia-Romaña, fue creado por cuatro jóvenes activistas.

El movimiento se inició cuando Mattia Santoni, de 32 años, licenciado en Ciencias Políticas; Roberto Morotti, de 31, ingeniero; Giulia Trappoloni, de 30, fisioterapeuta y Andrea Garreffa, de 30, guía turística, convocaron a través de Facebook a los habitantes de Bolonia a una concentración contra el líder de la Liga y exministro de Interior, Matteo Salvini.

Su primer objetivo fue superar una movilización que había sido convocada por Salvini para ese 14 de noviembre que era de 5000 personas. La convocatoria por redes sociales buscó reunir a 6.000 personas opositoras a la extrema derecha, pero casi triplicaron esa cifra, llenando de bote a bote la Plaza San Giovani con pancartas en forma de sardina que rezaban: no al odio” o “Roma no se rinde”, entonando la famosa canción partisana “Bella Ciao”. Así nacieron las Sardinas.

Rodolfo, uno de los manifestantes, aseguró a la Agencia EFE que “estamos aquí porque somos una familia unida y queremos defender ciertos valores que algunos quieren eliminar, valores que rechazan el fascismo y defienden la tolerancia y la igualdad. Estamos aquí para decir que la política del odio no nos gusta, que nos gusta la política que mira al futuro, que acoge y no cierra las puertas a nadie”.

Mattia Santori dijo, “cuando la bestia del populismo hace campaña electoral debe saber que le esperan tiempos difíciles”. El politólogo pidió que se elimine de forma inmediata el decreto que impulsó Salvini cuando era ministro del Interior y que endurece las políticas contra la inmigración ilegal.

El ultraderechista Salvini salió del Gobierno en agosto de 2019, tras la ruptura de su alianza con el Movimiento 5 Estrellas (M5S) – del cómico Beppe Grillo – encabezado por Luigi Di Maio. Desde entonces, todas sus esperanzas estaban cifradas en las elecciones de la región de Emilia-Romaña, que acaba de perder.

 El candidato de la izquierda, Stefano Bonaccini, derrotó este domingo a Lucia Borgonzoni, de la Liga, por 51,4 a 43,7 por ciento de los votos. La elección tuvo una gran participación, incremento que Salvini suponía favorable a su candidata que lideró una coalición de derecha formada por la Liga, Forza Italia y Hermanos de Italia. Pero no fue así. 

La elevada participación, también alentada por las Sardinas, fue la noticia de la jornada electoral y probablemente uno de los factores que remozó e impulsó hacia la victoria a la izquierda. “Muchas gracias al movimiento juvenil de las Sardinas”, dijeron los dirigentes del Partido Democrático (PD), Romano Prodi, ex primer ministro y fundador del PD, y Nicola Zingaretti, secretario general. La región, históricamente “roja” resistió el embate de la derecha, aunque la diferencia de votos no habla de un triunfo contundente.

El intento de Salvini por debilitar al gobierno central a través de unas elecciones regionales era peligroso y ahora tendrá que asumir las consecuencias opuestas a las que había imaginado. En caso de haber ganado, Salvini hubiera sumado la región 14 al centro derecha, contra 5 de la centroizquierda. Esto no se hubiera desatado una crisis inmediata del presidente Giuseppe Conte, pero hubiera sido una gran demostración de poder, ante un gobierno que tiene su horizonte en el 2022, fecha en que deberá elegirse al próximo presidente de la República.

Mientras tanto, los primeros días de marzo, las Sardinas se reunirán en su primer congreso para ver si pasarían del flashmob político a la constitución de un partido, al menos se reunirán para hacerse preguntas similares a las que se hacen los chalecos amarillos u otros movimientos sociales europeos.

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