viernes 19 de abril de 2024
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Guillermo Rivas: “Hay un empate técnico entre Keiko y Castillo”

A pocos días de la elección presidencial que marcará el futuro de Perú y, también de los populismos en la región, conversamos con Guillermo Rivas, analista político y gestor y emprendedor cultural, quien reside desde hace años en Lima y nos presenta el panorama para el domingo.

Arranquemos con las restricciones que aun se mantienen Lima ahora.

Ahora se cumplieron un poco las metas que se habían planteado en términos de control de contagios y se avanzó mucho con la vacunación. Para fin de año se calcula que con las vacunas que ya se compraron y están llegando estaría casi el 80% de la población vacunada.

Pese a la crisis política que viene arrastrando hace un año.

Sí, Perú tiene esos paralelismos, o sea, hay cosas que funcionan pese “a”. Podes ver una crisis política gigantesca y, por otro lado, la economía que sigue funcionando o ciertas políticas que siguen funcionando. No hay cultura del bloqueo, a la cual por ahí estamos más acostumbrados acá en Argentina donde todo se bloquea cuando hay un nivel de conflictividad política. Esto no pasa allá. O sea, la propia atomización y desarticulación de la sociedad civil, los partidos políticos, las relaciones políticas y demás, juega a favor cuando hay crisis políticas porque no hay un bloqueo generalizado. Por ahí no tiene una relación directa, pero siempre recuerdo la anécdota cuando mi papá me llama un día (en el 2005 creo que fue) y me dice “Están con estado de sitio, ¿cómo estás?”, y yo: “¿Me estás cargando?”, “Sí, están con estado de sitio, con los tanques en la calle”, “No, no, no, ¿cómo con los tanques en la calle? ¡Estamos todos locos!”. Entonces empiezo a ver si efectivamente había una huelga de docentes (que es el único sindicato con cierta capacidad para hacer algo) y de los que en ese momento eran los campesinos vinculados a la coca, que habían cortado las carreteras en todo el país porque les querían quitar los cultivos. Ya era incontrolable la situación por los problemas que tenían con los docentes y los cocoleros, entonces se había declarado el estado de sitio y puesto un par de tanques en la Plaza de Armas, en frente de la Casa de Gobierno ¡Pero no pasaba nada en el resto del país! O sea, si no tenías hijos en la escuela pública ni tenías que andar por la carretera, mucho no te enterabas. Sorprende la cantidad de burbujas, en el resto de las ciudades, barrios y demás seguía todo funcionando como si no pasara nada. Yo por ahí antes no leía todo el tiempo los periódicos, pero no era una cosa que la gente estaba comentando en la calle. Si hubiera un estado de sitio en Argentina, estaría todo el mundo hablando no más que de eso. Perú tiene esas cosas.

¿Cómo está la situación ahora? Lo que teníamos era toque de queda desde las 9 pm hasta las 4 am y los domingos. Acordate que el control en Perú siempre se basó en el toque de queda, una restricción absolutamente extrema de circulación. Hubo meses en los que apenas podía salir una persona a la calle y con una dirección recta hacia el mercadito a comprar algo y volver a la casa, no se podía hacer más que eso. Ni siquiera se podía salir a caminar, a correr o a hacer ejercicio, se llegó a esos niveles. El toque de queda siempre estuvo ahí presente. Y en la última ola de contagios se cerró los domingos porque, además, fue el Día de la Madre en Perú, entonces ya sabían que si no cerraban los domingos con cierta anticipación, el día de la madre iba a explotar.  También cerraron durante toda la Semana Santa. Pero, pasado el Día de la Madre, se liberaron los domingos, así que todos los días funcionan de 4 am a 9 pm con casi todo abierto te diría. Todavía hay complicaciones con el tema cine, teatro y todo eso porque no comenzaron a funcionar; estuvieron a punto y lo frenaron. Pero después todos los lugares de reunión social, como los restaurantes, están trabajando con un marco de distancia social y una serie de protocolos que se cumplen bastante.

¿Y qué vacunas tienen?

Empezamos con la china y ahora están con un poco de todo. Hay un poco de Johnson, de AstraZeneca. No recuerdo ahora cuál es la más grande, pero hay un mix. Hicieron un plan obviamente primero para la gente de seguridad y la salud, que ya están todos vacunados, y ahora van por rango etario. Así que creo que para junio ya estamos en 60 años. O sea, hoy por hoy, a la campaña que giraba alrededor de las vacunas Sagasti la bloqueó de alguna manera porque si hay algo que tiene es un buen vínculo internacional. Llamó por teléfono a todos a los que tenía que llamar, cerró contrato con todos con los que tenía que cerrar, y la vacuna la tiene. El debate ahora va más un poco por el lado de cómo se instrumenta la vacunación masiva, quién ayuda. Ponen más al ejército a vacunar y Castillo dice más a las ONGs. Una combinación de ambas va a haber porque es un país que no tiene una infraestructura estatal desarrollada. Ni siquiera podemos hablar de una crisis del Estado porque no hay mucho Estado en un montón de lados, así que tienen que tomar a la mano lo que encuentren para articular la vacunación. Es un problema de infraestructura.

Ya que introdujiste a Sagasti: al final haber adelantado los tiempos le jugó en contra a lo que sería el Partido Morado. ¿Cómo terminan en la elección?

En realidad, nunca llevaron ventaja. Julio Guzmán estuvo en las elecciones pasadas con una buena intención de voto, venía viéndose muy bien en las encuestas cuando fue Keiko vs. PPK, sobre todo porque además era un desconocido que estaba trabajando para conformar un partido. Y, a último minuto, la Junta Nacional Electoral lo baja por problemas de papeles. Es muy común en Perú. Si tenés problemas de papeles, te bajan, y la JNE es absolutamente autónoma, nadie la controla (de hecho, ahora Castillo está haciendo una campaña para bajar a la JNE porque no le conviene que sea tan autónoma). Entonces, lo bajan a Guzmán. Queda esa situación latente, es un candidato con mucho potencial que venía bien en las encuestas (lo cual, otra vez, en Perú no significa nada porque casi todos los que encabezan las encuestas en el arranque de las campañas después terminan hechos un desastre).

En el medio, Vizcarra tumba al Parlamento mediante mecanismos constitucionales, convoca elecciones parlamentarias y ahí la veía como “Bueno, ahora el Morado va a golpear” porque ya venía con ese potencial. Y lo agarran en un intríngulis muy raro, un affaire. No sé qué enredo chismográfico. La cuestión es que el tipo queda como un payaso, básicamente. Queda muy mal parado, era un situación dantesca absoluta. Y a partir de ahí le empiezan a desdibujar la imagen. Sagasti, que no estaba, entra al partido y se empezó a aplicar la nueva ley de internas de los partidos (estaban obligados a hacerlas) y le presenta la candidatura interna. Así que le iba a generar ahí una especie de conflicto. Antes de pasar esta situación, hay elecciones parlamentarias. El Morado sale más o menos bien, pero tampoco fue espectacular porque este escándalo le golpeó, pero él no volvió más de eso, quedó muy golpeado.

Nunca están bien en las encuestas. Te diría que arranca un poco mejor lo que termina, así que no le va bien. El que arranca alto es Forsyth, que es un exarquero de Alianza Lima, uno de los grandes equipos de fútbol. Es muy famoso, se destaca en la media. Y gana sorpresivamente la alcaldía de La Victoria, un distrito de Lima (cada distrito tiene una alcaldía y son importantes). Gana sin estructura (que tampoco es algo loco) y empieza a hacer mucho ruido en los medios porque era muy mediático, así que al poco tiempo que estaba en la alcaldía dice “Me lanzo a presidente”. Todavía no había terminado la alcaldía y no la iba a poder terminar. De hecho, tuvo que pedir la licencia para hacerla. Y ese es el que pica en las encuestas. Anda con 15%, 20% de arranque en las encuestas presidenciales y después se derrumba. Pasa muchas veces en el inicio electoral que se arranca con candidatos que van en la punta y luego alguien que sale de abajo los alcanza. Es una carrera de fondo. Mejor pasar desapercibido y hacer un trabajo por ahí que andar picando en punta.

Finalmente, el Partido Morado se desdibuja. Sagasti, que estaba en el Parlamento, es la tercera opción porque primero asume Merino cuando bajan a Vizcarra (que era de Acción Popular, el segundo gran partido que supuestamente hay en el Perú después del APRA), y luego intentan poner a una mujer que venía del Frente Amplio (la izquierda más dura), pero finalmente el Parlamento la rechaza como presidenta. Y ahí aparece Sagasti, un morado fuera de la línea de los morados, con mucha trayectoria técnica encima (Naciones Unidas, UNESCO, etc.). De hecho, es bastante amigo y conocido de Ernesto Fernández Polcuch, el actual director de la UNESCO en Lima. Así que todos los círculos diplomáticos vinculados a organizaciones de estas características (como el Banco Mundial, entre otros) lo conocían mucho y todos lo consideraban un súper buen tipo, súper técnico y súper capacitado. Y la verdad que él se sentó y le puso sentido común. Lo critican, obviamente, porque es parte del cargo. Pero le puso sentido común, acordó todo lo que tenía que acordar, sentó todo lo que pudo sentar y priorizó lo que tenía que priorizar. Hizo una reforma policial porque la policía mató a un par de personas en medio del conflicto por el cambio de presidente. Se dijo “¿Cómo va a hacer una reforma policial siendo presidente transitorio?”, pero tenía que hacer algo, porque la verdad que era inaceptable que la policía hubiera cargado a tantos jóvenes en la calle. Así que aplicó una reforma no profunda, pero que mandó a degüello a unas cuantas generaciones de policías. Administró la economía y esta empezó a arrancar. Hoy la economía está un poco movida por los miedos de…, pero no por las medidas que él tomó. Y después se puso a comprar vacunas.

Lo que había que hacer. Y la campaña en paralelo fue decantando en la candidata de siempre y Castillo, que vino corriendo de atrás, termina primero.

Sí, la derecha estuvo muy convulsionada. Primero, porque Keiko se desgastó muchísimo, tuvo unas pésimas gestiones parlamentarias y una pésima gestión del partido, sumado a una familia muy mala. Lo que tiene de su voto histórico lo tiene de problemas con su hermano y con su padre: este último presionando para que lo saquen de la cárcel y su hermano en la misma línea. Y no supo administrar eso ni sentarse a negociar con PPK, y la gestión dependía de la mayoría parlamentaria en su momento. O sea, podía haber hecho un montón de cosas. Ineptitud. Y, como la justicia es independiente, la metieron en la cárcel porque le encontraron que no tenía bien declaradas las inversiones de campaña: había recibido plata (como todos, obviamente) de lugares de donde no tenía que recibir y cantidades que no le correspondían. Así que terminó con la preventiva como un año encerrada. Siguió el proceso, le quitaron la preventiva, hizo la campaña y ahora está ahí. Se desdibujó mucho y le salieron dos candidatos de derecha. Uno por la parte más conservadora, un tipo ultraconservador social, o sea, Opus Dei. Habla de que no tiene relaciones sexuales, que se pega cuando está exitado, es un tipo loco que le comió esa base híper conservadora que tiene el fujimorismo. Y le salió otro candidato de la derecha más liberal que es Hernando de Soto, una especie de Cavallo (sin tantos errores en la política peruana, en un momento estuvo cerca de Fujimori y después se alejó, pero siempre planteó un modelo súper liberal), que también arrastra cierto liberalismo social, pero su tema es el liberalismo económico. Entonces, uno le robó el liberalismo económico, otro el conservadurismo social, y se quedó con el puro populismo, pero muy desactivado. El populismo fujimorista que está activado en el clientelismo, en el reparto de cosas y demás, se va desarmando con los años porque no hay para repartir. Además, ningún partido nacional tiene capacidad municipal; es algo muy raro tener recursos municipales para repartir. Entonces, su populismo viene desactivado, su liberalismo se lo robaron por un costado y el conservatismo por el otro, se le complicó mucho y estuvo abajo de ellos en algún momento. A último minuto repuntó porque sí le queda algo de infraestructura en pueblos de partidos que pelean, cosa que los otros no tenían.

En la campaña era clara ella, eso hay que reconocérselo. O sea, había un debate electoral y ella y Verónica de Juntos Podemos (que era la otra candidata mujer que había, la de la izquierda) eran las dos que cuando hablaban decían tres cosas coherentes y sus programas tenían sentido con sus componentes ideológicos. La verdad que Keiko tiene experiencia, se viene preparando para gobernar desde hace rato. Así que repuntó y en la última línea yo creo que finalmente le jugó a favor que sea uno de los pocos partidos que hay, lo que le terminó sumando cierta relevancia y gente comprometida, algo que el resto no tenía. Además, hay que acordarse de que el voto blanco y nulo fue altísimo, y la ausencia electoral fue tan importante como siempre y un poco más.

¿Y qué posibilidades hay de revertir esa ausencia el 6 de junio? Es decir, ¿va a haber una elección competitiva o la gente está al margen, ajena a la elección como pasó en Chile la semana pasada?

El ambiente está cambiando y la gente está activando. Hay distintas líneas de activación y está muy establecida la idea de que si no te metés, esto puede terminar mal. Va a terminar mal de todas maneras, pero cada uno hace su escenario de cómo va a pasar. Entonces vienen las apelaciones obviamente emocionales. Hay ahora una marcha contra Keiko que articula las históricas marchas antifujimoristas, que son una especie de marchas por la democracia. O sea, se simbolizó siempre el regreso del fujimorismo como el regreso a la dictablanda. Es donde siempre hubo un movimiento, que fue lo que generó que ganaran Humala y Kuczynski las elecciones cuando no habían salido bien parados en el momento de la primera vuelta. Es el movimiento de la gente que no quiere que estos tipos vuelvan porque tuvieron diez años de cosas muy graves, hicieron un golpe de Estado.

Esa tendencia está por un lado. Y por el otro lado, la tendencia de no al comunismo, que es una apelación emocional a las clases medias o a los sectores que tienen algo de dinero, propiedades y demás, de que van a perder todo si Castillo gana las elecciones. Hay acusaciones de terrorismo, de comunismo pro soviético, de lo que te imagines. Así que la campaña está cargada de eso. Se está acomodando de a poco. Yo creo que la hicieron muy mal los dos de entrada, lo que para mí es preocupante hacia el futuro. O sea, lo primero que hicieron fue posicionarse en su segmento más ortodoxo, no salir a buscar un diálogo con el centro, que hubiera sido lo obvio. Y además, estaba claro que Keiko era la que tenía mayores posibilidades de hacer un llamado al centro y tomar decisiones de decir, por ejemplo, “No voy a liberar a mi papá, me comprometo a que el Parlamento va a terminar su mandato junto conmigo y no voy a hacer tales cosas. Voy a darle independencia a la justicia, sentémonos y arreglemos esto.”. Con tres declaraciones y una mesa de diálogo podría haber arrancado mucho mejor. Lo empezó a hacer ahora, pero yo digo que también perdió un tiempo precioso ahí.

Y con Castillo, lo mismo. En vez de sentarse con toda la izquierda rápidamente a tratar de pedirle funcionarios y gente para gobernar, también dijo “No me hace falta hablar con nadie, yo hablo con el pueblo”. Una cosa populista. Así que no tiene ni un porteo para abrir la puerta de la casa de gobierno. Él viene del sindicato docente que está hecho pedazos, y su jefe fue gobernador en una de las regiones del norte y pasó la mitad del tiempo encerrado en la cárcel por robarse plata. O sea, tienen muy poquita estructura, y ni hablar de técnicos para gestionar el Estado. Se acaban de sentar con Juntos Podemos, que es el centro-izquierda de Verónica, que tiene cuadros para hacer algo. Pero no llegaron más allá, no se pudieron sentar con los morados, no pudieron ir al verdadero centro.

¿En ese esquema hay una polarización o todavía está claramente adelante Castillo?

No, ahora está en un empate técnico, Keiko finalmente creció. No hizo todo lo que tenía que hacer, pero hubo algunas cosas que hizo bien. No le huyó al debate, que está bien; lo típico es que cuando se va perdiendo, se quiere debatir, hablar con el otro. Y el otro estaba medio encerrado y le dijo “Si debatimos, debatimos a 3000 m de altura donde está la sierra y está mi pueblo”. Y ella le dijo que sí, se subió al auto y fue.

En Argentina tuvo mucha repercusión ese debate

Sí, estuvo bien. Entonces ella llegó hasta el pueblito de él y se paró ahí. La insultaron, le gritaron cualquier barbaridad. Fue un debate raro porque estaban los dos en un escenario gritando discursos, el debate no era muy claro, eran como dos mitines al mismo tiempo. Y hay cuatro debates obligatorios que pone la Junta Electoral Nacional, pero él le dijo que no. Ella lo empezó a presionar y él le dijo “Bueno, lo debatimos en la puerta de tu cárcel”. Ella le dijo que fueran y ella misma armó el escenario porque él no apareció nunca. Se paró ahí y dijo “Acá estoy, vamos a debatir”, pero no apareció Castillo. Esas cosas la empoderaron. Ahora empezó a mostrar el equipo técnico, a tratar de sentarse con todos los partidos. Empezó a jugar ese juego que para mí tendría que haber hecho desde el principio. Y el otro está complicado porque, justamente, no tiene dónde sentarse, dónde dialogar, porque la propia lógica que planteó no se lo permite. Además, él no controla el partido, lo controla Cerrón que está en bambalinas. Fue el gobernador de Junín y estuvo preso. Entonces, también hay mucha discusión sobre quién controla, si Castillo o Cerrón.

¿Se puede hacer un paralelismo en nada con Evo Morales en Bolivia, por ejemplo, si bien los dos vienen de las áreas andinas? ¿No hay un paralelismo entre Castillo y Evo Morales? 

Morales tenía un componente de líder social probado, si se quiere, y grandes organizaciones detrás. Castillo pertenece al sindicato de los docentes, que es el único que más o menos funciona en el país, pero que no deja de estar bastante desarticulado. Está puesto de candidato porque a Cerrón no se lo permitían por haber tenido la causa penal, y él era el candidato de Perú Libre. Entonces le dicen “Hermano querido, ponete vos de candidato porque yo no puedo”. O sea, no había ninguna apuesta a que sucediera todo eso. Entonces, él no es un líder como Evo Morales para nada. No tiene ni carisma, ni ese trabajo social. Sí expresa un voto muy parecido. Está clarísimo que el mundo andino y todo lo que es el Perú profundo y toda esa pobreza todavía continua. Perú desde hace 25 años tiene un 60% de pobres. En el mejor momento llegó a un poco menos de 30%, aproximadamente al 20% o 25%. Ese porcentaje sigue afuera y tiene que ver mucho con el mundo andino mestizo, que no solamente está en los Andes, también está en las ciudades. Entonces, ese voto no es ideológico, sino que se pregunta dónde pueden escupirle la comida a quienes se la están llevando. Ese voto anduvo dando vueltas siempre votando al que parecía más antisistema, pero no en términos ideológicos, sino que antisistema en el sentido de alguien que dijera algo que le moviera las cosas a Lima o a la clase media o media alta. Entonces, Castillo expresa eso y a tal punto que, si lo analizás, es una expresión marxista de derecha (cosa que parece contradictoria de decir, pero es así). O sea, son conservadores sociales porque son de base agraria, entonces para ellos la familia está por encima de todo, a los homosexuales hay que encerrarlos y las mujeres, a cocinar. Y eso lo dice abiertamente, el tipo es conservador social. Pero después tiene un programa (que el otro día lo aclaró) que no es marxista, es un programa nacionalista. Lo que quiere es nacionalizar todo. Es que tiene el folklore de que si el pueblo controla el sistema económico, la plata va a ir al pueblo.

O sea, es más cercano a lo que sucedió en Chile, donde ayer trascendió que alrededor de noventa constituyentes creen que no tiene que haber inversión extranjera en el país, que a una economía donde se mantuvieron las reglas económicas como Bolivia, donde Evo Morales no se metió con la independencia del Banco Central ni hubo déficit fiscal. 

No tengo todavía muy en claro cómo está la situación en Chile. Se parece, para mí, más a lo de Venezuela en un sector de la población que todo el tiempo está quedando afuera. La renovación económica se produjo en el país, el cambio económico fue impresionante, un gran sector de la población accedió, pero hay grupos que no acceden. Y tiene que ver, obviamente, con el rol de las élites y de los sectores más pudientes. También tiene que ver con una falta de presencia y capacidad del Estado tremenda. Siempre cuento lo mismo, pero todos los años (y se vuelve a cumplir) los ministerios devuelven plata de presupuestos porque no se la pueden gastar. El Ministerio de Educación, que es el que más observo yo, y el de Cultura devuelven plata, sobre todo el de Educación. Al final del año preguntan “¿Te pudiste gastar los mil millones que te dimos?”, “No” y vuelven a repartirlo.

¿Pero eso es porque no hay capacidad técnica para gastarla, porque se hacen mal los presupuestos? 

No hay capacidad técnica. La burocracia tiene tan poco profesionalismo, son tan lentos todos los procesos, son tan trabados. En otras palabras, un Estado poco profesional. Y hay tan poco Estado en muchos lugares que no llega

O sea que no es la tensión tradicional entre desarrollo económico acelerado (que se dio a principios del siglo XX y que se da tantas veces) y falta de incorporación de nuevos sectores, sino que una falta de burocracia.

De alguna manera, de articular el recurso que se está generando hacia las necesidades sociales para poder incorporar sectores de la población adentro del sistema. Como vos bien dijiste, a principios del siglo XX el desarrollo económico permitía dar, por ejemplo, educación pública en Argentina e incorporar a todo el mundo, no dejar a nadie afuera. O sea, la acción estatal fue preponderante. Eso acá no existe. Otra anécdota que siempre recuerdo es que nosotros le vendíamos libros al Estado desde una editorial en la que trabajaba, y me acuerdo de haber hablado con un funcionario que me confesaba que todos los años tenía que volver a repetirles por favor a los directores de escuela que abrieran las cajas donde les habían mandado los libros. Como venían con sellos y tantas cosas, las dejaban guardadas por miedo de abrirlas y que les cayera algún tipo de sanción. No abrían las cajas que tenían libros. ¿No entendieron que son libros para que los chicos estudien? Y el sistema de control no funcionaba, ¿qué está pasando?

La trazabilidad no existía…

Exactamente. Con esas anécdotas pequeñas o grandes, como quieras llamarlas, te das cuenta de que es una falta de Estado. El Estado del siglo XX nunca llegó.

Y en el discurso tanto de Keiko como de Castillo, ¿figura esto o no?

El componente populista en su base es clarísimo en ambos, así que hablan mucho de trasladar recursos a la población que más lo necesita. La viabilidad está más clara en Keiko, que tiene un poco más de técnico: “Para que la plata llegue, hay que pasar por acá”. La de Castillo es menos clara porque él incluso habla todo el tiempo de que va a tomar el 10% del PBI para la salud, el 10% para la educación… O sea, cuando hacés la suma, no te dan las cuentas. El PBI no es el presupuesto del Estado, el PBI es la producción de todo el país. Para agarrarte del PBI, o cambias toda la Constitución o todo el sistema de leyes, o haces un golpe de Estado y le robás los ingresos a las personas. Entonces, el tema está en la articulación de las políticas. Pareciera que Keiko tiene un poco más de técnico para hacerlo y el componente populista está. Va a tratar de volcar plata lo más posible porque eso está en su ADN.  Después la discusión es si esa plata articula incorporación social o subsidio a los pobres para que sigan siendo pobres en el futuro, y se sabe lo que pasa con el populismo generalmente (estructuras clientelares, etcétera). Yo creo que no hay programas de fondo, pero bueno. Los dos tienen programa social. Hasta ahora en la historia, Humala ha sido el que mejor lo hizo. Es el que más se concentró en tratar de que la plata le llegara realmente a la gente.

Pero manteniendo la independencia económica.

Sí, Humala no tocó el Banco Central nunca. El Banco Central no se puede tocar realmente a menos que te tires al Parlamento, cambies la conducción, etcétera. Pero él, además de no tocar nada, firmó todos los tratados de libre comercio que estaban pendientes de firmar apenas asumió. Dijo “Yo no cambio las reglas del juego, pero sí voy a estar encima de los recursos mineros, voy a tratar de que la plata llegue a la mayor cantidad de gente”. Y la verdad que la fórmula en Perú pasa por ahí. El 70%, 80% de ingreso es minería, cobre y oro son la clave de Perú. Junto con Chile y un par de países más, son los cinco países que tienen la base en el mundo. El cobre se dispara porque con todo el sistema de motores eléctricos y demás que va a reemplazar ahora a los motores de combustión, va a ser clave. Así que el cobre se está yendo para arriba y el oro siempre está ahí. Entonces Perú tiene los recursos. Castillo está planteando que hoy, el impuesto a la renta que pagan las mineras es del 30% y se llevan el 70%. Entonces les dice que ahora les va a pedir el 70% de impuestos, y el 30% que se lo lleven. Obviamente, así no hay viabilidad para la inversión económica, así que eso va a ser la crisis.

En definitiva, la capacidad recaudadora del Estado no es mala y recursos hay, el tema es cómo se reparten en una política donde tienen que crear Estado o articular sociedad civil, y ahí está difícil porque tampoco hay muchos actores en la sociedad civil.

Y la última pregunta, un pronóstico: ¿quién gana?

Hay dos componentes que son difíciles de medir. Uno es el nivel de bronca generacional que se va trasladando de generación en generación contra la historia de los Fujimori, y la cantidad de gente oculta que no habla cuando le preguntan en las encuestas o tratan de conquistarla para el voto. Hasta ahora, esos dos elementos fueron siempre en contra de Keiko, por lo cual es la que la tiene la más difícil de todas. Pero creo que Castillo se está esforzando en arruinarla. Por lo cual, para mí, tiene muchas posibilidades de ganar Keiko con dos o tres votos. Porque, realmente, Castillo no ha logrado articular nada bueno hacia adelante. O sea, arrastró de arranque mucho, pero viene cometiendo muchos, muchos errores que lo van desdibujando demasiado a él frente a Cerrón. Se sabe que con un sistema presidencialista hay que ser un poco más firme, hay que tener en claro que uno manda. Esas cosas juegan, aunque no sean netamente ideológicas. La verdad es que Keiko lo que demostró de alguna manera es que manda ella, que ella lidera. Se habló tanto sobre su papá que eso ya no tiene la misma fuerza que antes, y se sabe además que él no la condiciona. Ella es independiente ahora porque está jugada a ganar. Tiene la oportunidad de dar vuelta la página de la historia, y el papá se muere en cualquier momento. Me parece que ella tiene una posibilidad de seguir creciendo en esta situación en la que estamos, por eso creo que puede llegar a ganar. Él está haciendo todo como para ir decreciendo un poco.

Es un poco lo que pasó siempre. El que queda segundo es el que termina siendo el ganador.

Exactamente. Es un país sumamente interesante porque sigue funcionando. La economía en estos últimos meses empezó a reverdecer otra vez. No se recuperaron todos los empleos que se perdieron, pero sí una parte interesante de los empleos. El tema es que ya necesita que se resuelva el problema de la pobreza en serio. Hay gente que está de toda la vida, no es una crisis de la clase media argentina. 150 años de pobreza es muchísimo, ya se tiene que terminar, y eso es también como un llamado de atención a la clase política. Lo interesante de todo esto es que todas las pruebas neoliberales fueron aplicadas y nada funciona: se dijo no a los políticos, no a los partidos. Por todos esos “no” hoy tenemos lo que tenemos. No hay relección a nada, ni alcalde, ni concejales, ni diputados, ni presidente. Todo el tiempo se llena de gente que te preguntás de dónde salió. No hay profesionalización de la política, de la gestión del Estado, y eso también se paga. Para mí es un aprendizaje mirar el otro extremo donde liberalizaron todo, atomizaron todo, desprofesionalizaron todo, y entonces ahora no hay nada. Y ya está claro que no son los políticos profesionales los únicos corruptos, son corruptos también los que recién subieron a hacer de candidatos. Es muy fácil que se corrompan, tiene que ver con la cultura más sociopolítica que con ser profesional o no de la política. Así que es interesante el laboratorio político desde ese lugar.

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