jueves 28 de marzo de 2024
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¿El PRO será la pata peronista de Juntos por el Cambio?

Días atrás leía una lista que, con cierto detalle, enumeraba los cargos políticos e institucionales en manos de dirigentes del PRO. En el Congreso de la nación, el jefe y la vice del bloque de diputados son Cristian Ritondo y Silvia Lospennato, ambos peronistas. El vicepresidente 1° de esa misma Cámara es Álvaro González, también peronista.

En la Cámara de Senadores la cosa no es muy diferente. El jefe del bloque del PRO es Humberto Schiavoni (peronista de Misiones con lejanos antecedentes en la juventud desarrollista en los años ochenta) y la Vicepresidente 2° de la cámara es la cordobesa Laura Machado que, si bien no es peronista, su trayectoria la muestra entre los sectores que se aliaron con el menemismo con German Kamerath primero, y luego, en otro extremo, con el ex juez Guillermo Johnson, del espacio de Luis Juez.

La única senadora del PRO por la Ciudad de Buenos Aires, Guadalupe Tagliaferri, también se identifica con las raíces del movimiento que creó el Gral. Perón. Igual que el ex senador y flamante auditor Miguel Ángel Pichetto. La misma presidente del partido, Patricia Bullrich, si bien ya en un tiempo lejano, y sin incluirse en estas versiones remozadas, tuvo en el peronismo, su origen y una importante trayectoria.

Resulta más difícil encasillar al Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y a María Eugenia Vidal, pero ambos abrevan en las aguas del social-cristianismo que confluyen en el amplio mar del Vaticano y son los primeros en remarcar sus coincidencias con el oficialismo. El actual vicejefe de gobierno de la Ciudad, Diego Santilli, tiene menos dificultades para definirse y aceptar su ADN peronista.

La ex gobernadora manifestó públicamente su decisión de liderar una apertura hacia el peronismo que, según la prensa, llevaría adelante con los intendentes –peronistas- de San Miguel, San Nicolás y Azul. También hay que mencionar a los intendentes del PRO en La Plata y Lanús, que sostuvieron sus reelecciones en acuerdos con sectores del peronismo.

El platense Julio Garro no dudó en sumarse públicamente al ala peronista del PRO y hasta en utilizar simbología peronista en la campaña. Lo mismo hizo Néstor Grindetti en Lanús, quien ya había sumado al ex legislador peronista porteño Diego Kravetz a su gabinete y ahora apuesta por un apellido ícono de la ciudad: Noelia Quindimil, como secretaria de desarrollo social.

Los operadores para la carrera presidencial de Rodríguez Larreta son Nicolás Massot, Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, mientras que los de Vidal, en su desembarco nacional, son Federico Salvai y Gustavo Ferrari. Los cinco dirigentes auto-declarados  “ala peronista” del PRO, que hoy mantiene mejores vínculos con dirigentes del oficialismo que con varios del propio partido.

Paradójicamente, el PRO sigue siendo catalogado como un partido antiperonista.

Viendo los numerosos cargos y responsabilidades en manos de dirigentes de origen, pasado o presente peronista, surge la pregunta sobre su relación con la propia base política y electoral del PRO. Esta cuestión no es menor ya que una parte muy activa del PRO es profundamente antikirchnerista, intensamente antiperonista y rechaza las políticas de Alberto Fernández y su relación con la vicepresidente.

Sin embargo, tanto Vidal como Larreta (o sus voceros) se mostraron críticos con los representantes de esos sectores y además, no apoyaron las últimas movilizaciones y cacerolazos que se impulsaron desde parte de su mismo espacio político. Las constantes declaraciones del también miembro del ala peronista y diputado provincial, Daniel Lipovetsky, producen airadas respuestas y debates internos como adhesiones entre los seguidores del oficialismo y sus medios afines, donde el diputado provincial es un habitué.

En este contexto es más fácil entender las palabras de Vidal, días atrás, cuando dijo que  “Tenemos que refundarnos y escuchar a los que no nos votaron“. Resulta extraño de un dirigente político enunciar la idea de refundar un espacio con los votantes que no lo eligieron y ni mencionar a los propios, que como se vio, a veces no son tan propios (ni tan pocos).

¿Coalición o colisión? Es difícil saber cómo será el futuro del PRO. Posiblemente la votación de la moratoria y la reforma judicial sean un primer indicador del rumbo a seguir. Los PROperonistas (y parte del bloque radical) están más cerca de no hacerle muy difícil las cosas al gobierno en ambos temas.

Desde su creación en 2015, Cambiemos, y luego en 2019, Juntos por el Cambio, buscaron decididamente contar con una pata peronista que ayudara a equilibrar y hacer más competitiva electoralmente a la coalición.

Lo inesperado sería que, finamente, esa pata peronista terminara siendo el PRO.

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