viernes 19 de abril de 2024
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El peor gobierno de la historia

Falta poco para que el aniversario del cuarto gobierno kirchnerista desate la habitual catarata de balances, pero podemos ya afirmar que se trata del peor gobierno de la historia; al menos, desde la recuperación de la democracia. Alberto Fernández, el conciliador, nos hundió en una catástrofe económica prometiendo evitar el desastre sanitario. Hoy tenemos el desastre y la catástrofe. La Argentina es el cuarto país del mundo en muertes debidas al Covid por habitante, detrás de Perú, España y Bélgica, y el noveno en destrucción del PBI, detrás de Libia, Líbano, Venezuela, Mauricio, Perú, España, Irak y Kirguistán. Nuestro PBI caerá al menos doce puntos, el doble que Brasil y Chile, y el triple que Paraguay y Uruguay. Se podrá argumentar que parte de la debacle económica se debe a la pandemia, pero más de la mitad es responsabilidad de la cuarentena eterna y el programa económico medieval impuestos por un gobierno que escandalizó al mundo con sus filminas erradas, sus datos falsos y sus burlas a los “estúpidos” suecos. 

¿Lo han hecho bien en términos sociales los compañeros que se pasaron cuatro años llorando en cámara en nombre de quienes lo estaban pasando mal? No parece. La poco neoliberal Cepal prevé que en 2020 la pobreza argentina subirá 11 puntos; cuatro veces más que en los neoliberales Brasil, Paraguay y Uruguay, y el doble que en Bolivia y Chile. ¿La igualdad? Bien, gracias. Según la misma Cepal, el índice GINI caerá en la Argentina más del 6%; la peor performance de la región junto a las de Perú y Ecuador. En cuanto a la ayuda salvadora del Estado, es del 1,6% del PBI; menos de la mitad que lo aportado por Brasil y Paraguay, un cuarto que Uruguay y siete veces menos que Chile, ya que el peronismo paleoprogresista se patinó doce años de soja a 480 dólares promedio en subsidios, planes y llenado de valijas a favor de la banda en el poder. 

¿Culpa de Macri? Aun si se analizan solo los fracasos y se atribuye a este gobierno solo la mitad del impacto, el retroceso en pobreza e indigencia es mucho mayor en once meses de peronismo K que en los cuatro años de Cambiemos, mientras que la inflación (3,8% mensual = 56% anual) ya es superior pese al atraso cambiario y las tarifas congeladas. Y cuando miramos la mitad llena del vaso, se descubre que vivimos ocho meses en cuarentena gracias a la “tierra arrasada” que dejó Cambiemos: equilibrio primario (-0,5%), superávit comercial (+15.990 millones de dólares), equilibrio energético, 16 provincias con las cuentas en verde, dólar competitivo, tarifas que cubrían el 88% del costo de producción de la energía, 43.912 millones de dólares en reservas y una base monetaria reducida por un año de emisión cercana a cero. Lo cual hizo que perdiéramos las elecciones pero evitó el colapso económico y dejó sentados los cimientos para una recuperación que nunca fue. De ese enorme esfuerzo hecho por los argentinos no queda nada. El dólar se triplicó desde las PASO 2019; el déficit fiscal será de 7,8% (primario) y 10,5% (total); el stock de Leliq -cuya desaparición iba a financiar 20% de aumento a los jubilados- se triplicó y el Banco Central emitió casi dos billones para financiar al Tesoro, con un aumento del endeudamiento récord de 20.000 millones de dólares y toma de deuda al 17% anual en dólares para bajar el blue por unas semanas, mientras que los 11.000 millones de reservas líquidas recibidos en la asunción se evaporaron. Se acabó lo que se daba, y el gobierno nac&pop comenzó ya a aplicar recetas “neoliberales”: recorte de jubilaciones, paritarias sin gatillo, suba de tasas y fin del IFE y el ATP. Y la heladera llena te la debo. 

¿Fue la cuarentena? Tampoco. Las empresas y los profesionales que hoy se van de la Argentina se van a un mundo que sufre de pandemia pero no de desgobierno. Ya en el primer trimestre de 2020, con 10 días de reclusión, la recaudación crecía al 30% y el gasto al 70%, y el déficit era de $124.727 millones. La vía al colapso estaba abierta: el PBI había bajado 6,1%; las exportaciones, un 20%, y la inversión, un 15%. En cuanto a la desocupación, ampliando nacionalmente los datos de la EPH se verifica una pérdida de 312.000 de puestos de trabajo en el primer trimestre, sin cuarentena, y de 3,5 millones de puestos más en el segundo. Si la desocupación (13,1%) registró un aumento de “solo” 4 puntos es porque bajó dramáticamente la búsqueda de trabajo, que si se mantuviera en valores habituales haría que el desempleo superara el 40%. ¿Qué diría el primer trabajador de todo esto?

Estos valores calamitosos, que quiebran los récords establecidos por otro gobierno peronista, el de Duhalde, se completan con desapariciones forzadas, secuestros seguidos de muerte, varados en el exterior y el interior, violencia en comisarías contra gente arrestada por violar la cuarentena y pacientes muriendo en soledad. Las mayores violaciones de los derechos humanos desde la recuperación de la democracia. Para no hablar del intento de avasallar la Justicia para consagrar la impunidad de la vicepresidenta; de las descalificaciones a la prensa y a la oposición; de la reducción del Congreso a simulacro virtual; los impuestos confiscatorios; los conflictos internacionales; las ambigüedades respecto de Venezuela; los abusos contra la propiedad privada mediante intervenciones, impuestos confiscatorios y usurpaciones; la agudización de la tragedia educativa y la crisis de seguridad desatada por la liberación de miles de detenidos; ni de un gobierno cuyo único plan económico parece ser la extracción compulsiva de recursos a quienes no los votaron con el fin de abastecer a la propia clientela.

Funcionarios que no funcionan y un presidente que no preside. No solucionaron nada, sino que empeoraron todo. Los únicos ministerios operativos del peor gobierno de la historia son el de Propaganda y el de Impunidad. Casinos y fútbol, abiertos; educación, Justicia y Congreso, congelados hasta que llegue la vacuna. Tales son las prioridades de Alberto, el conciliador, impuestas al país en medio del silencio de gremialistas, gobernadores y todo tipo de machos peronistas que le prendían ayer fuego al país y hoy se someten a los caprichos de la Reina. Pan y circo. Y si no hay pan, lo vamos viendo.

Tampoco hay sorpresa. Cada gobierno kirchnerista ha sido peor que el anterior. Una progresión descendente de Néstor a Cristina1, y de Cristina1 a Cristina2. ¿Qué otra cosa que este azote podía esperarse de la alianza entre el Virrey Alberto, un operador mediocre y sin principios, y una Reina en decadencia? El peor gobierno de la historia era más previsible que la llegada del coronavirus, y confirma que el peronismo solo promueve días felices liquidando activos acumulados por otros; como los lingotes del Banco Central de Perón, las joyas de la abuela de Menem y la abundancia sojera de Néstor. Pero cuando le toca administrar la escasez -como les tocó a Alfonsín, De la Rúa y Macri- genera desastres como el Rodrigazo de Isabel, el ajustazo de Duhalde y la actual combinación de desastre económico y catástrofe sanitaria regidos por la sagrada trinidad de Cristina, Alberto y Sergio, bendecida desde Roma.

Publicado en La Nación el 19 de noviembre de 2020.

Link https://www.lanacion.com.ar/opinion/el-peor-gobierno-historia-nid2514946

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