martes 23 de abril de 2024
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El Coronavirus y los riesgos para la democracia

No hay espacio para sacar provecho político de esta emergencia, ni para alimentar la grieta, pero determinados hechos respecto a la calidad y funcionamiento del sistema político, derechos y libertades, nos tienen que poner alertas y vigilantes.

Desde la vuelta a la Democracia, hemos sido celosos custodios de su calidad y funcionamiento. Ella ha soportado crisis económicas, políticas y militares, pero como sostiene Roberto Gargarella “No podemos relajarnos …. La historia argentina y latinoamericana nos obligan a estar muy atentos sobre los modos en que se limitan los derechos constitucionales en nombre de la emergencia”.

La historia reciente nos muestra que lo que vamos a señalar, no tiene  nada de extraño, no es nuevo, y si no se denuncia o se señala, tenderá  a repetirse, consolidarse y agravarse.

El  Poder Ejecutivo Nacional, en medio de la pandemia, se vio tentado a algunas conductas que debilitan el sistema político y la libertad de los ciudadanos, y de confirmarse, producirán una regresión autoritaria.

Ya antes de la pandemia, en base a la crisis económica, el Congreso dictó la ley de emergencia, que otorgó amplios poderes al ejecutivo. Pero esto no parece ser suficiente y están aprovechando la emergencia sanitaria para darse poderes absolutos.

Sostiene el académico Juan Linz, que hay cuatro parámetros o señales de advertencia, que ponen en juego la calidad y funcionamiento de las democracias:

– Se rechaza, mediante acciones o palabras la reglas democráticas del juego.

– Se niega legitimidad a sus oponentes,

– Se tolera o alienta la violencia,

– Se restringe las libertades de su oponentes y de los medios de comunicación,

Varios de estos parámetros se verificaron en los últimos días.

Primero quiero señalar que esto tiene un sustento ideológico y un marco conceptual. Como mencionó Carlos Pagni, en un artículo en La Nación, en referencia a un grupo de intelectuales cercano al gobierno que explicaba: “La respuesta a esta situación es política, porque es la política la que define la ecuación Estado-mercado-sociedad civil. (…) Estos vínculos pueden ser democráticos o autoritarios; pueden ser individualistas o cooperativos, pero fundamentalmente se diferenciarán en si se pone por delante la necesidad de preservar la vida de las personas o si, en cambio, se priorizan las necesidades del capital para seguir reproduciéndose”. Agrega Pagni, con razón “Mas allá de la problemática opción ‘vida o capitalismo’, lo que llama la atención de esta proclama es el modo en que relativiza el carácter democrático del régimen político. Es difícil encontrar un precedente de esta idea desde 1983″. Siguiendo a Pagni,  a este grupo de intelectuales, No le interesa respecto del régimen si es “Democrático o autoritario, lo único que interesa de un sistema es si se opone al, por decirlo con la etiqueta más usual, “neoliberalismo”.

Vamos ahora a los puntos a mi entender implican un retroceso democrático, de acuerdo a los parámetros de Linz:

Se rechazam mediante acciones o palabras, las reglas democráticas del juego

La democracia argentina está gobernada por tres poderes independientes, pero actualmente solo funciona uno: el Poder Ejecutivo. El Presidente pretende ocupar el espacio total y desconoce la división de poderes. No funciona el Congreso y se legisla por DNU.

La intención de delegar en los intendentes la atribución para aplicar la Ley de Defensa de la Competencia y los hechos observados en La  Matanza, contra el supermercados COTO, violentan también el marco legal, y los derechos y garantías de los ciudadanos.

Se niega legitimidad a los oponentes

Las manifestaciones de Alberto Fernández contra los empresarios, la descalificación de la oposición que realizó en un reportaje efectuado por el periodista Horacio Verbiski, sumadas al fuerte apoyo al  controvertido Hugo Moyano considerándolo, dividen a la sociedad, crean nuevos enemigos y en definitiva, alimentan la grieta, abandonando el objetivo de la Argentina Unida que quiso imponer en sus mensajes.

Se restringe las libertades de su oponente y de los medios de comunicación

En particular, esto se corrobora con el intento de ejercer un control social amplio, por medio del “ciberpatrullaje” sobre las redes sociales,  que propuso la ministra Sabina Frederic, para vigilar y monitorear el “humor social”, las manifestaciones de descontento y de oposición, como se hace en China.

Un ejemplo de ello se vio en la provincia de Misiones, gobernada por el mismo signo político que el oficialismo. Por medio del ciberpatrullaje sobre Twitter, las fuerzas policiales allanaron un domicilio donde se encontraba el secretario de Energía, Sergio Lanzani, enfrentado con el poder de la provincia. Se justificó que desde ese domicilio se promovía el “cacerolazo”. Es decir, se buscó reprimir una acción legal, un derecho constitucional y una libertad individual fundamental como lo es la de libre expresión.

Afortunadamente la oposición y los medios de comunicación reaccionaron con rapidez, y el gobierno debió aclarar que se trata de una tarea de vigilancia para prevenir actos delictivos como los saqueos y el caos social. Lo cierto es que tiene la iniciativa se parece al proyecto X del entonces ministro Berni, durante el gobierno de Cristina.

Otro ejemplo es el intento del gobierno por controlar y concentrar la información: la camporista Agencia Télam lanzó la aplicación “Confiar”, para que la población chequee la veracidad de la información en circulación.

Se tolera o alienta la violencia

La represión con balazos de goma a los trabajadores de Penta, es el punta pie inicial de una violencia que irá en ascenso. Volvió la  “maldita” Bonaerense contra trabajadores que reclamaban por sus puestos de trabajo.

Como vemos, siguiendo los postulados de Linz, estamos ante un problema de regresión democrática.

Sin duda, la crisis de la pandemia hará que las democracias deban sortear  riesgos y desafíos. En Argentina, el primero es la intención del gobierno de construir un poder más fuerte y autoritario.

La historia argentina y de las fuerzas políticas en el gobierno nos obligan a ser muy cuidadosos. Recordemos su histórico desprecio por la oposición, por el funcionamiento independiente de la justicia,  su vocación por restringir libertades,  la conformación de la grieta y la construcción de rivalidades.

Tengamos presente también aquellas declaraciones de emergencia de carácter temporal que terminaron siendo por tiempo indeterminado.

La oposición tiene un desafío: ejercer el contralor que nos dio el voto, levantar la voz, denunciar estos hechos, y evitar que la crisis del coronavirus debilite la democracia de los argentinos, que tanto nos costó conseguir y mantener.

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