martes 19 de marzo de 2024
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Carolina Ruggero: “Esta emergencia deja en evidencia y agrava notablemente la brecha digital”

Carolina Ruggero es socióloga, especializada en políticas públicas. Actualmente dirige Agenda Educativa (agendaeducativa.org). Entre 2017 y 2019 fue Directora Provincial de Políticas Socioeducativas de la Provincia de Buenos Aires. En esta entrevista hace un diagnóstico de la situación previa a la aparición del COVID-19 y de los desafíos que para todos los sectores de la educación significa. Sin soslayar los graves problemas sociales en el que muchas familias se encuentran, su mirada se completa con un conocimiento acertado y una apuesta a las oportunidades de adaptación y transformación que puede generar.

El COVID 19 tomó de sorpresa a todos los sistemas educativos del mundo. Occidente copió el tratamiento de China, esto es una cuarentena más o menos estricta según el país y clases a distancia. Sin embargo, nuestros países no solo no están preparados para sociedades encerradas sino que además, incluso en los más desarrollados (como puede ser EE.UU., Francia, Gran Bretaña o los escandinavos), la brecha tecnológica y el acceso a la conectividad es más grande. ¿Qué análisis podemos hacer a priori de cómo responde el Estado y la sociedad a esta situación en los entornos escolares?

Para empezar creo que es fundamental distinguir entre un programa de educación a distancia, la educación virtual y la necesidad de distancia, con virtualización o no, a partir de la emergencia impuesta por el COVID 19.

La emergencia tomó por sorpresa a muchos países y la brecha digital, como bien decís, existe en sociedades mucho más desarrolladas que la nuestra. Seguramente coincidirás en que el uso de teléfonos y computadoras hogareñas se intensificó mucho y que dos teléfonos y una computadora en una casa de dos adultos haciendo teletrabajo y dos chicos en edad escolar, son insuficientes. De ahí para abajo todo es déficit. Más allá de esto, claro que esta emergencia deja en evidencia y agrava notablemente la brecha digital y, sobre todo, la social.

Más allá de la brecha en el acceso a la tecnología y a la conectividad, la gran dificultad está en llegar a los alumnos con los materiales adecuados para que aprendan los contenidos esenciales que tienen que adquirir este año. En este punto lo que nos vamos a encontrar es, por el lado de las escuelas, muchas veces una imposibilidad para servir contenidos de este tipo y, por el lado de las familias, una mayor intensidad de involucramiento (sin que esto defina necesariamente la calidad del aprendizaje) o falta de él. Aquí me quiero enfocar en los chicos cuyos padres y, sobre todo madres, no terminaron la escuela y a quienes ya se les dificultaba mucho acompañarlos en el proceso de aprendizaje (no solo por cuestiones de comprensión de contenidos sino por falta de una experiencia social similar) y, aun es más preocupante, la situación de aquellos chicos cuyo único lugar seguro es la escuela. La brecha de aprendizaje mayor está allí, ya existía y en este contexto se profundiza.

¿Hasta qué punto con este proceso de educación masiva virtual se pierden ámbitos de intimidad tanto de docentes como de alumnos, a la vez que el sentido igualador de la educación sarmientino queda de lado?

En este proceso se pierden muchas cosas, pero lo vincular no tendría por qué perderse. Claramente el contacto físico no está y las relaciones están mediadas, pero como nos pasa a todos en todos los campos, y no necesariamente se nos están rompiendo los vínculos. Con esto quiero decir que, si la escuela priorizaba su relación con los estudiantes y sus familias, y si él o la docente apoyaba sus estrategias pedagógicas en su vínculo con los chicos, en una mirada atenta a sus intereses, en enfocarse no solo en la enseñanza sino en el seguimiento de los aprendizajes de los alumnos… si eso pasaba cotidianamente, seguramente hoy sigue pasando. De manera diferente, con intervalos y por otros medios, pero esa institución, ese docente, seguramente siguen cuidando el vínculo.

Ya había muchos docentes que trabajaban con técnicas de Aprendizaje Basado en Proyectos o de Aula Invertida (Aula Invertida o Flipped Classroom es un modelo que propone que los alumnos adquieren el conocimiento en casa mediante un video que explica el tema u otro material seleccionado por el docente y en clase el docente propone actividades deliberativas y colaborativas guiadas a consolidar ese conocimiento y a esclarecer dudas) y otros tantos que monitorizaban atentamente a sus alumnos y se preocupaban por adecuar los contenidos a sus intereses y necesidades, a esos docentes les habrá costado un poco y se están rompiendo el alma en este momento, pero están garantizando calidad educativa y de paso están aprendiendo un montón de cosas en el camino.

El tema de la igualación va en el mismo sentido. Claramente la educación es la herramienta más poderosa de ascenso social que conocemos, sin embargo, no debemos olvidar que el ideal sarmientino era un ideal hasta hace relativamente muy poco, cuando la escuela no era masiva, tenía un bajo alcance. A medida que la escuela aumenta en cobertura y el sistema se agiganta, el desafío de la calidad se multiplica, pero este es tema de otro debate.

¿Qué calidad en los contenidos podemos esperar de esta situación coyuntural?

Como te decía antes, eso va a depender mucho de las habilidades y capacidades directivas y docentes. Hay contenidos de calidad que ya están hechos, en forma de video, de juego, de ejercicio, de experimento. La cuestión es si ya usabas este tipo de contenidos y si estás acostumbrada a preguntarle a tus alumnos si entendieron, y a desafiarlos con distintas estrategias cuando no.

Está claro que hubo y hay una enorme dificultad por parte tanto de escuelas públicas como privadas para entender diferencias entre cuáles eran las condiciones para pensar en clases sincrónicas y cuando no, cuáles eran las mejores plataformas, si convenía usar streeming, videítos o PDF, y estas dificultades se manifiestan con o sin brecha digital.

Ya sea en tanto la capacidad de respuesta y también el acceso a la conectividad y las herramientas tecnológicas (solemos caer en el error de pensar que solo los chicos son los que tendrían problemas de conectividad y no miramos a la otra parte del proceso). ¿Están los docentes preparados para estas circunstancias?

Si pienso en docentes y clases que me encantaron (de las que me tocó ver o conocer antes de esta emergencia), en aquellas el docente guía un proceso, usa recursos diferentes que no tiene por qué haber diseñado él, se detiene a  ver que problemas y dudas surgen, toma los intereses de sus estudiantes para darle una vuelta de rosca más, adapta su clase al entorno socioeducativo, a sus alumnos, a las posibilidades y potencialidades de ambos. Si ya estabas acostumbrado a generar este tipo de procesos, seguramente te estás volviendo loco pero estás logrando niveles de calidad similares en la distancia porque además de que es una metodología que se adapta, sos muy capaz de discernir cuáles son los contenidos más importantes y cuáles no para reforzar los primeros ante las dificultades del contexto.

Si te costaba pensar en que una excursión a un lugar cercano, la experiencia de los propios chicos, un video divertido, una reflexión grupal o una actividad lúdica te puede ayudar a que los chicos aprendan algún tema, este contexto que requiere de mucha adaptabilidad te está costando mucho más y la calidad se va a resentir.

Con esto no quiero negar el inmenso desafío al que hoy se ven enfrentados la mayor parte de los docentes, a la cantidad de horas que se están dedicando a adaptar contenidos a la modalidad que les demande su institución, la mayoría con sus propios hijos en su casa y con un drama social alrededor. No quiero que se entienda esto. Mas bien mi punto de vista es que todos los problemas de los que venimos hablando son previos a la pandemia y ésta los dejó en evidencia.

El AMBA es muy diferente del resto de la provincia de Buenos Aires en muchas variables. Dado que conocés muy bien por tu trabajo previo casi todas las localidades de la provincia, ¿cómo se replican estas diferencias en el sistema educativo?

Me animaría a decir que, cuando hablamos del interior de la provincia de Buenos Aires, lo que cambia es el rol de la escuela en la comunidad. Un poco más parecida a cuando nosotros éramos chicos quizás. Y, de la misma manera, la imagen del docente sigue siendo una imagen valorada comunitariamente.

Este lugar de posicionamiento social se termina viendo reflejado en el estado de los edificios y también en los resultados de las pruebas de aprendizaje. Las escuelas del interior de la PBA por supuesto tienen también problemas y desafíos por delante pero no son comparables a los del conurbano. Lamentablemente, esto les juega muy en contra en un sistema tan grande como el de la provincia (el sistema educativo más grande de Latinoamérica) porque desde La Plata, aunque sepas las diferencias, tenés el mismo presupuesto y las mismas reglas del juego para el conurbano y para el interior.

¿Se pueden combinar a futuro elementos de este tipo de proceso de enseñanza-aprendizaje con los modelos clásicos? Una vez pasada esta coyuntura, ¿habremos dado un salto de calidad educativa en términos tecnológicos o estaremos en la misma situación de improvisación que nos tocó atravesar?

Es una gran oportunidad y lo digo convencida. Tanto en la incorporación de herramientas pedagógicas como administrativas. El sistema educativo es un sistema enormemente rígido y burocrático en el que la transformación siempre es un desafío. Muchos de sus problemas son de orden burocrático-administrativo y en algunas jurisdicciones, como CABA, el proceso de digitalización está avanzando a pasos agigantados, algo que en la provincia de Buenos Aires costó muchísimo y, aunque hubo enormes avances, fue a pesar de una resistencia grande y atravesada por el conflicto.

Por otro lado, los docentes están incorporando herramientas en tiempo récord. Pensar en la incorporación de una estrategia pedagógica como el Aula Invertida hace seis meses era una locura y hoy creo que la mayor parte de los docentes entendería fácilmente sus beneficios. Así que sí, creo que es una gran oportunidad, pero también creo que el verdadero desafío del sistema, de la escuela, es entender que su usuario es el alumno y que su aprendizaje es la medida de éxito.

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