jueves 25 de abril de 2024
spot_img

Elsa Llenderrozas: “En la carrera de Ciencia Política vamos a seguir apostando a la excelencia académica”

Elsa Llenderrozas dirige la carrera de Ciencia Politica de la Universidad de Buenos Aires. En los últimos años la misma logró un impulso muy importante que la posicionó acompañando los principales cambios y demandas de la sociedad. El trabajo con graduados, la inserción laboral, el trabajo con instituciones, la excelencia académica y el movimiento de mujeres fueron ejes de su gestión. En esta entrevista hace un balence de la misma y de las propuestas hacia adelante, dado que se presenta como candidata a reelegir por los próximos dos años.

Desde su creación, en 1985, la carrera de Ciencia Política de la UBA estuvo a la vanguardia de la disciplina. ¿Cuál es el rol de la misma en estos años?

Cuando se creó, era una de las pocas carreras de Ciencia Política que se ofrecían en una universidad pública en nuestro país. Muchos de los que se graduaron en los primeros años, luego pasaron a ser profesores de las carreras nuevas que se abrieron en otras universidades públicas y privadas. Es decir que nuestra carrera fue un núcleo de formación de una gran parte de la comunidad politológica argentina. Creo que ha dejado una impronta en el desarrollo de la disciplina  y en los últimos años se ha actualizado, acompañando la expansión que tiene la Ciencia Política en nuestro país.

¿Qué inserción de la Carrera con las instituciones del país?

Como Carrera hemos estrechado muchos vínculos con instituciones de gobierno (el Congreso Nacional, el Senado, los Ministerios, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, etc.) pero también con múltiples organizaciones de la sociedad civil y con otras instituciones académicas. Y tenemos muchos investigadores, profesores, profesoras, graduados y graduadas que tienen individualmente distintas modalidades de inserción en esas instituciones, ya sea a través de consultoría como de tareas de asesoramiento. Hoy se valora el conocimiento que puede aportarse desde la Ciencia Política para formular políticas públicas, para entender procesos políticos y para operar también sobre la realidad política de nuestro país.

Desde que estás al frente, se nota que la carrera juega un rol destacado y se posiciona de cara a la sociedad como nunca antes. Es claro que la difusión en las redes hace lo suyo, pero también se nota que hay un trabajo muy importante detrás. Ya sea para convocar a las primeras generaciones para brindarles un homenaje como para generar encuentros con profesionales para conocer la salida laboral. Crees que hay un reconocimiento del rol que cumple la Ciencia Política en la sociedad que antes no se daba y cuál sería el aporte de nuestra carrera en ese sentido.

Es claro que hay un reconocimiento mayor del rol de la Ciencia Política de parte de la sociedad. Ahora se entiende mucho más qué estudia, qué hace un politólogo, una politóloga y que puede aportar ya sea para el análisis político, las relaciones institucionales, la elaboración de políticas públicas. Hoy vemos que son convocados por medios de comunicación, son buscados por áreas de gobierno e incluso por grandes empresas que entienden que siempre es necesario resolver asuntos con los gobiernos locales, provinciales o nacionales y los politólogos conocen cuales son los canales institucionales para avanzar en esa tarea. Desde la Carrera hemos mostrado permanentemente que hay muchas formas de hacer Ciencia Política, sin menospreciar ninguna, que hay múltiples perfiles académicos y profesionales y por eso periódicamente organizamos reuniones con graduados y graduadas para que nos cuenten qué hacen y cómo ha sido su desarrollo profesional.

Pertenecés a la primera generación de politólogas de la carrera y la primera graduada de la UBA que llega a Directora de la carrera. ¿Qué imagen se tenía de la misma en esos primeros años y cuál se proyecta hoy en día?. Tanto desde la sociedad como de los propios claustros.

Los que empezamos a estudiar en la Carrera en 1985 y te diría que en toda esa década, no teníamos en claro que podríamos hacer luego con ese título. Nuestros padres también dudaban de nuestra decisión. Nos apasionaba la política y por eso queríamos entender sus procesos, sus actores, el funcionamiento de las instituciones, el régimen político democrático, las elecciones, los sistemas de partidos y sus diferencias.  En esa época la profesión de politólogo no tenía ni la más remota visibilidad en la sociedad como tiene ahora. La consolidación de la democracia, la continuidad de los procesos políticos, fueron temas muy presentes en el estudio de la Ciencia Política en esa época, y gran parte de esos primeros graduados desarrollamos una etapa académica, de investigación y docencia. Te diría que recién una década después empezó a desarrollarse un perfil más profesional y no exclusivamente académico.

Si tuvieras que hacer un balance de gestión al frente de la carrera ¿cuáles crees que son los principales logros en estos años?

Sin duda el principal logro fue reformar el plan de estudios que era del año 1993. Fue un proceso muy largo que había iniciado el director anterior y que pudimos completar. Se actualizaron contenidos, se crearon materias nuevas, se introdujeron talleres pre profesionales por orientación.  Ya se puso en práctica el plan nuevo y estamos muy entusiasmados porque notamos que estamos dando nuevas herramientas a los estudiantes.  También estamos avanzando en orden a terminar con las cátedras únicas, abriendo una cátedra alternativa. Y hemos construido canales de contacto muy fluidos con los graduados.  Organizamos muchas actividades que los conectan nuevamente con la facultad: cursos extracurriculares, reuniones de graduados por actividad, creamos la red de graduados para que sepan donde trabaja cada uno y que especialidad tiene, y se conecten entre sí. Ellos también nos traen nuevas ideas y sugerencia. Siento que nos enriquecimos mucho con ese intercambio. Están contentos de volver a la facultad, como dicen, “devolver a la facultad y a la universidad todo lo que les dio”. Es una satisfacción enorme para mí escuchar esos testimonios y a la vez conocer la trayectoria profesional que han realizado. Y no quiero olvidarme de otro logro  muy importante: cómo ha mejorado la posición de la carrera en los rankings internacionales. Y eso se lo debemos muchísimo a la reputación internacional de nuestros profesores y profesoras, que con sus investigaciones y publicaciones se destacan en el exterior, pero también a los estudiantes que salen en intercambio a otras universidades, y en el exterior pueden ver la excelencia académica y la calidad de nuestra carrera. Es un orgullo enorme y es un desafío también seguir manteniendo estos estándares. 

Me gustaría que nos cuentes en párrafo aparte un eje de trabajo que viene desarrollándose desde que estás al frente de la carrera y es el que tiene que ver con el de las mujeres politólogas.

Esa iniciativa es muy gratificante. Primero quiero recordar que nuestra carrera fue la primera que tuvo materias dedicadas a estudios de género y política. Tenemos prestigiosas profesoras que han estudiado el problema de la falta de representación femenina y han incidido en procesos políticos como fue en su momento la ley de cuotas, el cupo femenino, y ahora más recientemente con la ley de paridad. Se las consulta y ellas asesoran permanentemente en esta materia. Hemos avanzado en muchos aspectos en introducir perspectiva de género en la carrera. En ese contexto es que comenzamos a organizar encuentros de politólogas, para apoyarnos en la inserción profesional, crear redes de contacto, y también como una oportunidad para ofrecerles a nuestras graduadas distintas herramientas de comunicación asertiva, lenguaje corporal, imagen, estrategias de networking y liderazgo. De alguna manera prepararnos también para superar las brechas en el mundo del trabajo. Ya hicimos diez encuentros y estamos muy contentas con la actividad.

¿Qué viene hacia adelante?

Para adelante apuntamos a seguir fortaleciendo las orientaciones que hay dentro de la carrera: teoría política, política comparada, política latinoamericana, opinión pública, relaciones internacionales y administración y políticas públicas. Fortalecer y priorizar a todas por igual, sin privilegiar a ninguna por encima de las demás. Esa es la riqueza de nuestra carrera. Y los docentes están innovando, están dando herramientas más prácticas a los alumnos, y esto los alumnos recién recibidos están comenzando a notar la diferencia. Vamos a conectar aún más a los estudiantes con el mundo que los espera fuera de la facultad y ayudarlos a encontrar más oportunidades. Vamos a seguir apostando a la excelencia académica en la formación y a la calidad de las investigaciones. Me gustaría que la carrera tenga una publicación académica periódica, de estándar internacional y para eso tenemos que reunir los recursos humanos y materiales para sostenerla en el tiempo. Es todavía un sueño y plantea un enorme desafío.

 

spot_img

Veinte Manzanas

spot_img

Al Toque

Alejandro Garvie

Crecen las posibilidades para un segundo mandato de Joe Biden

Alejandro Einstoss

Ley Bases: Privatizaciones, un acto más del péndulo entre el Estado y lo privado

Fabio Quetglas

Optimismo tóxico