sábado 20 de abril de 2024
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Argentina, Canadá y Australia: tres países con distinto destino

Hay una gran pregunta que sólo consigue escasas respuestas y muchísimos puntos de vista. ¿Por qué teniendo el mismo nivel de crecimiento hasta 1930 Argentina dejó de crecer y sus similares Canadá y Australia se desarrollaron sacándole innumerables ventajas?

Algo debió haber ocurrido para generar semejantes diferencias habiendo nacido y crecido casi al mismo tiempo. A principios del Siglo XIX, los tres territorios habían alcanzado una mejora económica y social similar. A diferencia de los países subdesarrollados típicos, los tres no tenían población original que presionara sobre los alimentos. Sobraban recursos para exportar. Al igual que Nueva Zelanda y Estados Unidos, pertenecían a un conjunto de jóvenes territorios con grandes extensiones de tierra y con inmensas riquezas sobre y bajo su superficie.

Las enormes llanuras abiertas de la Argentina, Canadá y Estados Unidos, atrajeron a mediados del Siglo XIX un flujo masivo de inmigrantes europeos corridos por el hambre y las malas cosechas en el viejo continente. Los tres supieron entregar enormes volúmenes de producción agrícola. De tal modo que al iniciarse la Primera Guerra Mundial los extremos norte y sur del nuevo continente lideraron las colocaciones agrarias mundiales.

Pero surgieron diferencias substanciales en primer lugar en el tratamiento de la tierra. Las guerra civiles argentinas y la inmadurez política de sus dirigentes y de su población, que demoró en constituirse como Estado Nación, retrasaron el desarrollo del ferrocarril, si se compara con Canadá y Australia que ya habían alcanzado el grado de estabilidad política que las inversiones de capital requerían.

A su vez, divergía la distribución y tenencia de la tierra durante el período de auge agroganadero. En tanto en la Argentina la tierra estaba en manos de unos pocos latifundistas, la mayoría de las extensiones canadienses y australianas continuaban en posesión de la Corona Inglesa, parceladas en pequeñas propiedades (70 hectáreas promedio). En la Argentina, el predominio de la sociedad “estanciera” determinó que los nuevos inmigrantes tuvieran que adaptarse al único sistema de explotación de la tierra disponible: el arrendamiento para la producción de trigo y otros cereales. En esas condiciones era imposible que el ” gringo” se afincara. Arrendaba, levantaba su vivienda, sus hijos crecían en una geografía conocida, pero a los 5 años debía mudarse, tenía que ir a lo desconocido.

Para algunos analistas este falta de anclaje determinó que el “gringo” demorara mucho tiempo en adaptarse al país y se comprometiera con él.

Según el censo argentino de 1914, las 584 propiedades más extensas de la zona agroganadera representaban una quinta parte del total. El tamaño medio de las propiedades agrarias alcanzaba las 36o hectáreas. En Estados Unidos, en cambio, no superaba las 52 y en Australia y Nueva Zelanda era de 70 hectáreas. Precisamente, 7o hectáreas se entregaron a los colonos que arriban organizadamente a la Argentina, siempre y cuando fueran familia y 50 hectáreas a los solteros.

A diferencia del argentino, el farmer canadiense, propietario de su explotación, podía acceder a créditos hipotecarios de largo plazo para adquirir semillas, fertilizantes y maquinarias. Los arrendatarios argentinos estaban obligados a tomar créditos caros en el mercado informal puesto que no podían ofrecer garantías para la devolución del préstamo.

Otro detalle del contacto con el mundo: todos los sectores canadienses sostuvieron el proteccionismo como política exterior. En la Argentina, incluidos entre los partidos de izquierda, primó el librecambio, adhiriendo a los intereses de las clases altas.

Durante el auge de las lanas, Australia superó en calidad a la Argentina, por las mejores pasturas y una crianza refinada, a pesar de que en 1890 la cantidad de rebaños era similar en ambos países. Las notables diferencias en capacidades tecnológicas y por lo tanto en calidad de productos, relegaban a la Argentina en la competencia por ganar mercados en el exterior.

La “estancia argentina”, todo un símbolo, funcionó bien hasta comienzos de la década de los años 20 del siglo pasado, cuando el orden conservador comenzó a trastabillar. Porque no supo o no quiso concebir un proyecto nacional inclusivo y democrático.

Hacia 1914, el tablero político de Australia y Canadá era claro, sus instituciones estables y la actividad económica diversificada, tanto en producción como en regiones productivas.

Entre 1914 y 1930 el mapa del poder mundial se modificó sustancialmente. Estados Unidos emergió como la potencia occidental dominante (reemplazando a Inglaterra, en semi-bancarrota), a la vez que Rusia iniciaba el experimento soviético. Como Canadá y Australia estaban ligadas a Inglaterra (y hasta combatido por ella) el Producto Bruto Interno creció en Buenos Aires más que en aquellas naciones. Argentina mostraba una vitalidad superior. Pero la conflagración mundial que Australia y Canadá aprovecharon para activar y expandir su actividad industrial, se tradujo en la Argentina en el crecimiento de una frágil industria liviana, que comenzó a sustituir importaciones a causa del cierre de los mercados internacionales en los que se abastecía.

Desde el punto de vista político, Australia y Canadá mantuvieron sistemas democráticos e institucionales de mediación de conflictos por el cual se lograron conciliaciones de intereses. Argentina pasó por dos golpes de estado: el de 1930, con toda su ideología neofascista, y el de 1943 con militares que admiraban a Alemania. Los militares canadienses y australianos (cada país perdió entre 50 y 70.000 hombres) en cada una de las Guerras Mundiales nunca ingresaron en la política y siempre obedecieron las bases esenciales de la democracias.

Cuando surge la crisis del petróleo, en 1973, Inglaterra cortó lazos con sus proveedores del Commonwealth y cada uno de ellos, tanto Canadá como Nueva Zelanda y Australia, debieron buscar nuevos horizontes para sus productores. Los del Pacífico estaban cerca del Asia y hacia allá fueron para conquistar clientes. Australia ya había crecido suficiente como nación. No hay que olvidar que la reconquista del Pacífico en la guerra de Estados Unidos y otras naciones contra Japón se hizo desde Australia, que llegó a ser bombardeada en el norte del continente. Todas las conquistas tecnológicas en la pugna bélica quedaron en Australia que las utilizó para crear una infraestructura productiva envidiable.

Argentina ingresó en un tobogán de un gobierno que se apoyó en el sindicalismo a golpes de estados varios y destrucción de los gobiernos civiles hasta la llegada de la democracia en 1983.

Varios son los factores a tener en cuenta en la comparación entre Argentina, Canadá y Australia. Argentina fue colonia informal de Londres por el comercio amplio de las carnes, mientras Canadá y Australia fueron colonias formales que todavía mantienen en pié su especial adhesión a Gran Bretaña. En Canadá y Australia, a diferencia de Argentina, los gobiernos respetaron lo hecho por las administraciones anteriores, fueran laboristas o conservadoras. Los militares vivieron encerrados en sus cuarteles.

Para comparar las tres naciones, un punto fundamental es el de la tenencia de la tierra. Ni en Canadá ni en Australia hubo latifundistas que no pagaban impuestos y se consideraban los dueños del país. El arraigo a la tierra fue mayor allí porque no existió el arriendo. Las costumbres culturales también han pesado, aunque no son el factor decisivo.

Publicado en Infobae el 28 de julio de 2019.

Link https://www.infobae.com/opinion/2019/07/28/argentina-canada-y-australia-tres-paises-con-distinto-destino/

 

 

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