martes 16 de abril de 2024
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Entre el atraso cambiario y la reforma previsional

Mientras Argentina se debate en la coyuntura del dólar, en Brasil el legislativo está discutiendo las condiciones de un nuevo sistema previsional, que no solo alarga las edades mínimas (llevándolas gradualmente a 62 años para mujeres y 65 para hombres), al tiempo que levanta el piso de aportes (de 15 a 20 años), sino que linkea la edad jubilatoria a la esperanza de vida (algo bastante razonable) y los años de aportes al porcentaje del beneficio (otra cosa muy lógica). En paralelo, a propuesta de Paulo Guedes, se procura introducir un sistema de capitalización.

El sistema de seguridad social, por su peso relativo, es el talón del Aquiles de la sostenibilidad de las finanzas públicas acá y en la China, aunque justamente los asiáticos descansen mas en la familia y menos en el estado. Por un lado hay un crecimiento en la esperanza de vida de la población, que por ejemplo en Argentina era de 66 años en el Censo de 1970 y hoy asciende a los 76 años, pero además hay un paulatino envejecimiento poblacional, porque la matriz demográfica está cambiando; así, mientras que en 2010 había 5,34 personas que tenían entre 20 y 64 años, por cada mayor de 65, según las proyecciones del INDEC ese ratio caerá a 4,32 en 2028 y a 3,79 para el 2040.

Esta restricción demográfica, al mismo tiempo nos plantea otras preguntas. ¿Por qué le pedimos tanto al Estado, en relación a nuestros viejos y tan poco en relación a nuestros niños? Pensemos que, según datos del INDEC el 46,8% de los menores de 14 años son pobres, mientras que solo el 9% de los mayores de 65 caen en esa categoría. Esta claro que no podemos soltarles la mano a los adultos mayores y que las jubilaciones deben tener un componente solidario, pero si tenemos alguna chance de revertir la matriz de pobreza de la Argentina, es mejorando oportunidades en los niños.

Siguiendo con las preguntas incomodas; ¿Por qué las mujeres se jubilan mas temprano que los hombres?, lo cual nos lleva a cuestionarnos ¿Por qué razón tiene que haber una edad mínima para jubilarse?

Sería mas razonable (y sostenible) que cada uno se jubile cuando quiera y que el Estado organice un sistema previsional con dos componentes; uno que esté atado a los aportes efectuados a lo largo de la vida y otro de carácter solidario, que ponga un piso de cobertura a las necesidades básicas; una suerte de Asignación Universal, similar a la que perciben los niños.
Lógicamente, cada uno cobraría el componente individual en relación a los aportes efectuados y a la esperanza de vida al momento de jubilarse, mientras que el componente solidario debería guardad relación tanto a la esperanza de vida a la hora del retiro, como a la tarea efectuada por la beneficiaria, porque es evidente que no se le puede pedir al estado que financie un capricho, pero tampoco se le puede pedir la misma edad a una profesora universitaria que a los 65 está en su plenitud productiva, que a una operaria de una fabrica que carga en su cuerpo las inclemencias de un empleo industrial físicamente demandante.

Otro debate se abre sobre el modo de financiar estos componentes. Mi propuesta es que eliminemos de cuajo los impuestos al trabajo, que a partir de mañana cada trabajador perciba el sueldo bruto y que el componente solidario se financie de rentas generales, previa reforma tributaria que aún sin modificar la presión impositiva global (otro día discutiremos como bajarla), le quite los impuestos a la producción y el consumo y se los ponga a los ingresos.

El componente individual puede hacerse con cuentas de ahorro en UVAs (versión conservadora que facilitaría el fondeo de créditos hipotecarios de largo plazo), o con un mix de bonos, acciones y depósitos UVA, administrados por bancos (públicos y privados), por el FGS de la ANSES, o por alguna otra institución independiente del poder ejecutivo. Es importante entender que esto es materia de otro debate. Primero hay que ponerse de acuerdo en la importancia de un sistema de ahorro complementario para el retiro y después discutir, si público o privado, si con tal o cual instrumento.

Por último; sería bueno aprovechar lo que sabemos de economía del comportamiento para diseñar este sistema estableciendo, por ejemplo, un ahorro por default, que pueda ser rescatado durante 30 días por el que no quiera complementar su jubilación.

Atraso cambiario

Aunque no parezca, el tema previsional está atado a la cuestión del tipo de cambio real de equilibrio. Esta semana Orlando Ferreres levantó polvareda diciendo que el dólar de equilibrio hoy es de $54, sugiriendo que el actual valor está atraso y que eventualmente ocurriría una corrección.

¿Cómo llegaron a ese número en la consultora OFA? Usaron un modelo de equilibrio del balance de pagos, con datos de una larga serie de tiempo en los que miraron particularmente cual era el tipo de cambio real en los años en que se alcanzaba equilibrio externo.

Pero claro, ese número no es fijo en el tiempo y depende crucialmente tanto del ahorro privado como del público, pero además se ve influido por la percepción de los mercados respecto de la consistencia temporal de los desequilibrios. Me explico: Si el estado ajusta el monto de los componentes solidarios del sistema de seguridad social, a su restricción presupuestaria, evita el déficit, pero si además lo hace de manera de incorporar el deterioro del bono demográfico en esa ecuación, genera un superávit hoy para financiar el déficit de mañana, contribuyendo de ese modo a la sostenibilidad intertemporal de sus finanzas, lo cual además desplomaría el riesgo país, bajando el costo del financiamiento externo. Todo esto acerca mucho mas el 54 de Ferreres al 42 actual. O dicho de otro modo, lo que la política no pueda resolver, será ajustado eventualmente por otra devaluación.

Al mismo tiempo, si el estado organiza un buen sistema de ahorro complementario, mucha gente, formal e informal, e incluso los trabajadores que se dedican a las tareas del hogar y el cuidado de la familia, pueden empezar a ahorrar, lo cual ayudaría a bajar la dependencia del ahorro externo, ayudando a que el balance de pagos se equilibre con un dólar mas barato en el largo plazo.

Publicado en Clase Media, el newsletter de Martín Tetaz el 15 de julio de 2019.

 

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