viernes 29 de marzo de 2024
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Juan Namuncurá: “Es pretencioso hablar de una Nación argentina”

Entrevista: Danila Terragno. Realización: Ernesto Samandjián.
 
¿Te sentís argentino?  

Siento que somos todavía parte de la construcción de lo que sería la Argentina porque tengo una concepción de Nación diferente, tal vez más ligada a la que tienen los países europeos cuando hablan de Nación. Los germanos y los francos hacía tres o cuatro mil años que se venían trompeando con los imperios de turno… en ese mundo existía la organización del sistema romano y se venían agarrando con ellos desde esa época. De hecho al día de hoy existen Francia, Alemania e Inglaterra por esas raíces tan profundas que tienen esos pueblos que pueden hablar de Nación. Entonces en el caso nuestro de la Argentina que realmente no tiene más de 120 o 130 años (no tiene 200), es real que hubo gente que tuvo las ideas de la construcción de un Estado o de un territorio con otra nomenclatura antes, sí, pero el reconocimiento de la Argentina no tiene más que esos años. Entonces hablar de “Nación”…

 
Nos queda grande, ¿decís?

Y… es un poco pretenciosa ante la situación social; no ante la visión de futuro ni ante el anhelo, por supuesto.

 
¿Cuál es tu impresión sobre los enfrentamientos violentos que se han dado entre algunos miembros de las comunidades originarias y las autoridades en Argentina y Chile?

Por supuesto que todo grupo humano agredido responde con defensa. Si yo estoy en mi casa y me agreden, no puedo decir que estoy atacando porque estoy en mi casa. Me están atacando. Esa es un poco la visión del suceso. Pero una cosa es lo que sucede hoy, desde hace veinte o treinta años, y otra cosa es la historia de lo que es esta “argentinidad” desde el momento que llega Pedro de Mendoza. Están todos los documentos que muestran que fueron dos o tres malas personas dentro de los que vinieron en los barquitos -y no todos los que vinieron en los barquitos- que hicieron dos o tres atrocidades que implicó muchos desastres en el momento. Ahora, después de ahí, tenés mucho tiempo de una historia que yo llamo la proto interculturalidad de la Argentina, donde se lleva a la práctica una relación social con una visión muy diferente a la que luego tuvimos en estos últimos 70 años 80 años. Podríamos haber avanzado en un concepto de Nación mucho más pulcro y más equilibrado, más bondadoso en la vida cotidiana y donde se hicieran cosas en conjunto. También pasan algunas cosas interesantes, por ejemplo, que el súperhéroe argentino sea Patorozú, más allá de toda crítica que uno pueda tener, es evidente que a alguien se le ocurrió poner a una indígena u originario como icono social. Fue un icono social por donde se viera, con los errores y la ignorancia de Quinterno, quien fue el que el dibujó, que lo planteó como un estanciero patagónico cuando no lo eramos. Por otra parte esta cosa también de esta segunda migración grande que desconoce los pactos que se habían dado en el siglo 19, principio del siglo 20, la construcción de la República y de qué manera con nosotros. Entonces es cuando empiezan las ventas de la tierra de la Patagonia.

 
Es decir, qué los problemas no surgieron desde los colonos sino posteriormente a las guerras mundiales en Europa o junto con la guerras…

Es como un post colono, como una mayonesa sobre el sándwich, que ya no hacía falta, desde ese punto de vista. Sí hacía falta desde el punto de vista de que este país forme parte de lo que pasaba en el mundo.

 
¿Cuál es la situación hoy con las tierras?

No hay un título que dé origen a la venta de cómo fueron las cosas en la Patagonia. En realidad nosotros cuando se plantea de la la idea de la república, sí, teníamos un territorio asignado y ese era el territorio… De pronto aparecieron títulos de propiedad fantasma que se firmaron acá en Buenos Aires y que nos caían allá. Ni se nos ocurrió tener una defensa como la tuvimos en el Siglo 19. Entonces vinieron y nos avasallaron con todo porque éramos familias, nada más familias con pactos que no reconocían.

 
¿Eso pasó en tu propia familia?

En algunos lugares sí. Nuestra familia es muy grande, somos casi 7.000 Namuncurá, pero lo que pasa es que esa matriz se multiplicaba en todos los linajes y en todo lo que hoy se llaman comunidades, que no son estrictamente comunidades cerradas sino que son partes de familias. Cuando nosotros llamamos familias, son linajes, árboles, son como organizaciones político-sociales diferentes. Está basado en una conexión de comunidades que también se bajó la atención de comunicación, nos veíamos para las ceremonias, porque realmente hacía muchos años que no hacía falta defendernos.

 
¿Cómo viviste estos episodios de violencia, como el de Santiago Maldonado acá y en Chile también el asesinato de un mapuche… ¿Cuál es el transfondo?

Mirá, yo tengo por un lado mucho dolor porque no solamente lo que le pasa al pueblo originario sino de dónde nace del otro lado tanta bestialidad, entonces tengo una visión más horizontal sobre lo humanitario, digo, qué mal que la estamos pasando, por un lado. Por otro lado, bueno, Maldonado no era un chico mapuche, era por ahí un adherente a un grupo. De todas maneras si bien fue una situación dolorosa porque cada vez que se muere alguien de esa manera, me parece que tiene que ser doloroso para toda la sociedad, más allá de las implicaciones políticas, más allá de toda explicación periodística, lo que quieras. Murió una persona de una manera que tal vez no debería haber muerto. Cuando uno siente que es evitable o que no es la manera, tiene que ser doloroso para todos.

Hay un conflicto por las tierras, hay una injusticia, vos estás diciendo acá hay algo que nosotros creíamos que estaba saldado y de repente nos encontramos con que no estaba saldado, bueno, ¿qué se hace?

Hay dos maneras, pienso yo. Una es reconocer a los pueblos, sabés que la Argentina no tiene reconocidos los pueblos originarios… todos hablan del pueblo originario pero jurídicamente no hay un reconocimiento. La Argentina está reconocida jurídicamente en la ONU pero la república Argentina no reconoció a los pueblos originarios jurídicamente. Entonces esa es una deuda que viene de la reforma constitucional, de los ‘90.

 
¿Y el artículo 75?

Sí, todo ahí se origina… recién a principios en la reforma constitucional del '94, el Estado argentino reconoce que existían indios. Es un poco…

 
¿No hay una ley del 1084?

Sí, pero es muy folclórica, es como un proto… para que vos reconozcas que existían… ¿qué, hasta ese momento no existían?

Tal vez antes no hubo la necesidad de explicitar un reconocimiento…

En algún aspecto, lo que decís es real porque existía toda esa relación social que se dio antes de todo lo que yo te contaba, que era diferente, entonces era de otra manera. Muchos dicen “ah, se quieren quedar con las tierras”, pero no son otras tierras sino las tierras donde se vivía, las tierras que estaban antes de que se empezaran a vender hace 40 o 50 años, porque ya nuestros antepasados respetaron que Buenos Aires era Buenos Aires, Córdoba Córdoba, o sea, ya ese reconocimiento mutuo existía. El otro punto -que ya está más allá de la reforma constitucional, más allá del reconocimiento del pueblo- es que creo que nosotros deberíamos tener una participación política dentro de la democracia con nuestra propia representación y no como cupo ni nada por el estilo.

 
¿Un partido político conformado por gente que comulgue con las ideas de los pueblos originarios?

Intercultural.

 
¿Existe ya el partido político?

Y, nosotros lo registramos, ya fundamentamos todo.

 
¿Cómo se llama?

Se llama “Pueblos de la Madre Tierra”. Todos somos pueblos de la madre tierra, todos. Entonces eso también va a implicar un poquito de destete europeo: vivís acá, hacete cargo acá. El peor error en el que se puede caer es en incentivar las diferencias y no sumar la empatía.

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