jueves 28 de marzo de 2024
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¿Hasta cuándo abusarás Catilina?

La historia de Roma registra notables  episodios ejemplares. Uno de ellos ocurrió hace más de dos mil años.  En aquella oportunidad -quien había perdido una primera elección- intentó asegurarse la victoria en la segunda, mediante sobornos y otras maniobras. Finalmente  vuelve a perder.  Acude entonces a un plan violento que se había complotado  de antemano: una insurrección general que permitiera al perdedor, tomar el poder por la fuerza de su hueste. El intento tuvo un resultado funesto para su autor.

Los protagonistas fueron Catilina y Cicerón. Con el transcurso de los días, Cicerón denunció varias veces -en sus discursos- los propósitos aviesos de Catilina, con la frase latina: Quosque tándem abutere, Catilina, patientia nostra ?  

Estas piezas oratorias fueron  llamadas Las Catilinarias y sus interrogantes sucesivos dicen: ¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo esta locura tuya seguirá riéndose de nosotros? ¿Cuándo acabará esta desenfrenada osadía tuya? El suceso se recuerda en situaciones parecidas, a través de citas y referencias evocativas de maquinaciones perversas para obtener el poder o conservarlo por acción directa.

Es cierto que las del 12 de septiembre no fueron elecciones entre candidatos de partidos, sino primarias para seleccionarlos dentro  de ellos, en los casos de presentar alternativas internas. Lo es también que esa suerte de encuesta habilita algunas conjeturas y apreciaciones. El pankircherismo difuso tiene a su vez, todo el derecho de empeñarse en obtener buenos resultados el 14 de noviembre.

El escenario de la competencia democrática no debería ser desvirtuado mediante una campaña del gobierno, sirviéndose para fondearla con actos, gastos y medidas públicas, como prácticamente se verbaliza y confiesa. Se pone en primer lugar ganar en lo inmediato -para seguridad y beneficios de algunos-, postergando gobernar responsablemente para un mejor futuro de todos.

Existe un antecedente reciente vinculado a este gobierno que carece de toda virtud, como ha sido el hecho de disfrazar a un candidato de paja  para la elección presidencial escondiendo el poder condicionante. Y luego del 12 de septiembre, hemos asistido a un virtual golpe de palacio que se inició por vía postal, bajo dirección y a gusto de la dueña.

Ella teje y desteje al gobierno, enmarañándolo entre los lazos de sus objetivos e intereses, repitiendo la humillante manía de envolver juntos enemigos de ayer como amigos de hoy y la visible contradicción de marchas y contramarchas en sentido opuesto. Al decir de un humorista criollo: su ritmo y dirección no van ni bien ni mal, sino todo lo contrario.

Conociéndose los precedentes y el presente, debemos preguntarnos  qué hará Catilina  si vuelve a perder el 14 de noviembre. O si aún mejorando,  la relación parlamentaria resultante no fuere favorable a sus pretensiones. Qué tortuosas  y hasta violentas  acciones puede llegar a inspirar ante el angostamiento de sus posibilidades para escapar de la justicia, en medio de la bronca y la crisis económica subsiguiente ?

El viejo y noble guiño a la izquierda y  giro a la derecha enseñado por el magister fundacional, mezclado con la supuesta sonrisa complaciente de la  platita en el bolsillo en  los tiempos electorales,  siguen siendo la estrategia  práctica en la cual  se apoya la ductilidad del poder a lo camaleón –depredador oportunista-, que cambia de colores según la ocasión, mientras mira en varias direcciones para lograr su presa.

Podrán las excepcionales circunstancias que estamos viviendo, y al menos  la no torpeza de la oposición,  abrir una nueva ventana de oportunidad ciudadana, una línea de fuga del bandidaje, en busca de institucionalidad republicana, igualdad y libertad?

¿Hasta cuándo abusarás Catilina?

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