sábado 20 de abril de 2024
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Es hora de una dirigencia responsable

La incertidumbre es el rasgo que mejor define el mundo de hoy: ocurre lo altamente improbable, aparecen los “cisnes negros”. La política tiene por tarea adelantar el futuro, dar certidumbre de que el día de mañana llegará y todos tendrán una oportunidad. En el mundo más complejo, inestable y peligroso que vivimos, los liderazgos no dan certezas. La brecha entre la respuestas de los liderazgos y los demandas ciudadanas crece y la representación política- clave del régimen democrático-es blanco de las críticas.

América Latina presenta un panorama político inquietante a la vez que se augura un pobre desempeño de la economía en los años venideros. La debacle de los partidos tradicionales desató la radicalización de los extremos del arco político.

Fragmentación política y polarización tóxica, caída de la participación electoral, elecciones impugnadas, pérdida de la confianza en las instituciones y estallidos sociales son síntomas de un tiempo en que la incertidumbre también domina en las dirigencias políticas. Y es sabido que las democracias sucumben cuando los liderazgos no están a la altura de los desafíos que enfrentan.

La Argentina se distingue en la región porque combina una economía rota con una estabilidad política anclada en la continuidad de los partidos tradicionales bajo nuevos realineamientos. A la fragmentación del arco opositor tras la crisis de 2001 sucedió un sistema partidario equilibrado en torno a dos coaliciones competitivas. Hubo alternancia en 2015 y nuevamente en 2019. Sin embargo, al cabo de 40 años de la democracia, los sondeos muestran que la desazón, el pesimismo y la fatiga que provoca la alternancia de coaliciones que no dan respuestas a los problemas que acucian a la gente, dominan el humor colectivo.

Al mismo tiempo, coaliciones que no encuentran puntos de convergencia para definir políticas que trasciendan el tiempo de una administración, sufren el desgaste de los reiterados fracasos que alimentan la tendencia declinante ininterrumpida. Es ese desgaste de alternativas el que facilita la entronización de liderazgos aglutinadores que carecen de estructuras organizativas e imponen su humor en la política.

Es el caso de Milei y su partido personal, Avanza Libertad. Una tercera fuerza al nivel nacional y provincial, fija temas en la agenda y exacerba las tensiones en la coalición opositora. JxC carece de un liderazgo indiscutido que propicie la convergencia hacia el centro. Además, tiene el desafío de coordinar sus políticas con las coaliciones de las 24 jurisdicciones del país.

La puja encarnizada entre varios candidatos presidenciales ocurre en medio de la incertidumbre sobre si habrán de suspenderse las PASO, instrumento necesario para definir un liderazgo unificado.

¿ Cuál será el costo político de esta puja pendiente de definición en el plano nacional mientras avanza el calendario electoral? Sin generosidad y paciencia, las coaliciones suelen sucumbir a las ambiciones personales.

En el FdT, el conflicto por el poder no es ideológico. A diferencia del conflicto que dividió a los partidarios del neoliberalismo de Menem, de los defensores del modelo nacional y popular, hoy lo que está en juego es la voluntad de la vicepresidenta de separar su destino del fracaso del gobierno que pergeñó e integra. Dueña del mayor caudal de votos fieles, sigue fabricando el teatro de la ilusión con la promesa del retorno a los tiempos dorados.

Sin embargo, no ignora que para continuar en el poder hay que transformar el modelo económico que en tiempos de abundancia facilitó su liderazgo. Mantener la utopía regresiva en el plano discursivo, postergar los desafíos con una política de parches y esperar que el próximo gobierno recoja el guante.

Ésa parece ser su estrategia. Acaso están dadas las condiciones para que un peronismo moderado- el peronismo permanente, diría Juan Carlos Torre- abandone al contingente, hoy vicario del kirchnerismo, y asistamos a un nuevo realineamiento partidario. Este es un final abierto.

Parece claro en los hechos que no hay margen para divergencias entre oficialistas y opositores sobre la necesidad de una profunda reorganización de la economía. La tarea conferida a Massa es fruto de que la realidad se impuso al relato.Este puede ser un primer paso hacia una convergencia que destierre la intolerancia y la veleidades fundacionales, para encarar la tarea más difícil de enhebrar compromisos transversales destinados a durar en el tiempo.

Mientras tanto, persiste un patrón de enfrentamiento faccioso dentro y entre coaliciones que disputan el poder y parecen ignorar la crítica coyuntura que atravesamos; una coyuntura que reclama soluciones por parte de una dirigencia política responsable de encontrarlas.

La sociedad argentina es hoy una enorme playa de estacionamiento para la masa creciente de pobres que son pobres porque no pueden dejar de serlo, con inflación descontrolada, sin crédito y sin inversión significativa. La Argentina ha sido estable en su inestabilidad, la paz social se ha mantenido. Se puede conjeturar que estamos tocando fondo. La perspectiva del colapso puede ayudar en la búsqueda de acuerdos transversales que nos saquen del pantano en que hoy estamos hundidos. Es la hora de una dirigencia política responsable.

Publicado en Clarín el 2 de diciembre de 2022.

Link https://www.clarin.com/opinion/hora-dirigencia-responsable_0_l97DOGI82H.html

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