viernes 19 de abril de 2024
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Carla Giacomelli: “Visibilizar el trabajo en ciencia de una mujer en el interior ayudará a niñas, adolescentes y jóvenes a embarcarse en aventura que es la labor científica”

La Dra. Carla Giacomelli, investigadora del CONICET en el el Instituto de Investigaciones en Físico Química de Córdoba (INFIQC, CONICET-UNC), fue galardonada con el Premio Nacional L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia” enfocado en “Ciencias de la materia”. En su caso, el premio se debió a su labor en el desarrollo de biomateriales que inducen la regeneración ósea. La Dra. Giacomelli es experta en terapias celulares. Sobre el trabajo de las mujeres en ciencia en nuestro país, los desafíos que enfrenta y la inspiración para que las jóvenes rompan el techo de cristal, hablamos en este entrevista.

En primer lugar, para ponernos en tema, contanos cuáles son tus áreas de investigación y a que se aplica, en términos generales.

En nuestro equipo de investigación estudiamos biomateriales (es decir materiales compatibles con seres vivos) en varias líneas. Por ejemplo: a) la síntesis, caracterización y optimización de nanoportadores para fármacos o genes; b) la modificación de biomateriales metálicos (especialmente titanio y sus aleaciones) con diversos compuestos para mejorar su respuesta en cuanto a la osteointegración y para minimizar la proliferación bacteriana; c) la preparación de matrices, geles o tintas (para impresión 3D) por el autoensamblado de proteínas naturales (seda o maíz). Realizamos principalmente investigación básica (fundamental) por la cual intentamos establecer las mejores condiciones de preparación, comprender las interacciones entre los distintos componentes y evaluar su comportamiento en sistemas y fluidos biológicos.

Tenemos algunas interacciones con el sector-socio productivo local, especialmente algunas PyMEs dedicadas a biomateriales. En estos casos, intentamos resolver algún problema puntual o mejorar algún producto que se comercialice o esté en vías de salir al mercado.

En 2021, cofundamos la empresa Nanotransfer de base tecnológica (EBT) reconocida por CONICET, cuyo objetivo es utilizar herramientas bionanotecnológicas para producir nanoportadores (sistemas de delivery) de genes para ser utilizados en terapia génica. Si bien aún estamos en estadios de investigación y desarrollo, Nanotransfer obtuvo fondos de GridX y de Naves y está incubada en la Incubadora de empresas de la UNC.

Acabás de recibir el Premio Nacional L’Oreal por tu trabajo “Desarrollo de biomateriales que inducen la regeneración ósea”, contanos más específicamente de que se trata.

El objetivo general de este proyecto de investigación básica es diseñar y desarrollar biomateriales híbridos mediante la integración de distintos componentes que permitan estimular la regeneración ósea a partir de la modulación de la expresión génica.

Un biomaterial híbrido es un material biocompatible (compatible para el uso en seres vivos, incluidos humanos) que está formado por distintos componentes (compuestos orgánicos, inorgánico, biológicos), cuya función es reemplazar o reparar un tejido dañado. En nuestro proyecto, combinamos proteínas con nanopartículas inorgánicas que pueden transportar genes (nanoportadores) para reparar tejido óseo. El objetivo de esta combinación de componentes es preparar un biomaterial con diversas funcionalidades para tratar un trauma particular desde distintos aspectos.

En el proyecto se propone generar una estructura de sostén biodegradable (reabsorbible) que contenga nanoportadores para transportar genes que codifiquen la expresión de las proteínas necesarias para generar hueso sano. De este modo, el hueso se repara por la modulación génica, es decir por la acción de los genes transportados por los nanoportadores, que una vez que ingresan a las células, se liberan y expresan proteínas para inducir la reparación ósea (generar hueso nuevo). En la misma escala de tiempo en la cual se genera nuevo hueso, la estructura proteica de sostén se degrada.

El proyecto combina conceptos e ideas de la Nanociencia y la Biotecnología y es producto del trabajo del equipo de investigación en el cual convergen profesionales de diversas disciplinas, cuyos aportes permiten diseñar y comprender sistemas complejos. En nuestro equipo de investigación estudiamos el comportamiento de materiales nanométricos desde hace más de 20 años y a lo largo de este camino fuimos construyendo el andamiaje necesario para entender cómo interactúan estos materiales con entornos biológicos (fluidos corporales, células, etc.). Sobre esta base, es factible avanzar hacia el desarrollo de biomateriales que reúnan diversos componentes para lograr funcionalidades sinérgicas.

Este proyecto es un estudio de investigación básica (fundamental) con diversos aportes disciplinares que en este momento forma parte de los planes de trabajo de tesis doctorales y postdoctorados. Si bien nuestros estudios se realizan in vitro, si estos biomateriales llegaran al mercado, tendrían que incorporarse a través de una cirugía en el lugar del trauma óseo (como se hace hoy con una prótesis, por ejemplo). Se podrían utilizar para reparar traumas óseos en ortopedia y odontología, entre otras.

¿Qué significa recibir este premio?

Este premio es una gratificación y reconocimiento tanto personal como para el equipo de investigación que lleva adelante el proyecto. Sin dudas, representa una excelente oportunidad para visibilizar el trabajo de investigación que llevamos a cabo en nuestro laboratorio. Nos permite dar cuenta a la sociedad de las contribuciones científicas que se pueden realizar desde la universidad pública y desde los institutos del CONICET en el interior del país.

Visibilizar el trabajo en ciencia de una mujer en el interior del país, creo que ayudará a niñas, adolescentes y jóvenes a embarcarse en esta fascinante aventura que es la labor científica, habitualmente vinculada con una actividad masculina, solitaria y rutinaria. Si bien es cierto que la brecha de género en las STEM es importante, de ninguna manera las actividades científicas son sólo para hombres, sino que se trata de un trabajo colectivo y creativo que debe nutrirse de tantas diversidades como sea factible.

El lema de este año “Ellas cambian las reglas”, es sumamente interesante y expone claramente que en muchas ocasiones es necesario cambiar reglas en el sentido de derribar mitos, romper con viejos estereotipos que nos afectan a las mujeres desde muy temprana edad. Cambias reglas cuando decidís estudiar una carrera tradicionalmente considerada para hombres. Cambias reglas cuando dejas claro que no existen actividades masculinas y actividades femeninas. Cambias reglas cuando logras alcanzar una posición jerárquica dentro del mundo académico (aun cuando los tribunales evaluadores estén conformados mayoritariamente por hombres). Cambias reglas cuando te involucras activamente para mejorar la situación de la mujer en ciencia y terminar con la brecha de género en posiciones jerárquicas, de toma de decisiones o para definir políticas y para ampliar los derechos de la mujer en cualquier ámbito. Cambias reglas cuando mostras a las niñas y adolescentes que te rodean cercanamente que no hay juegos o juguetes para niñas o para niños, que no es cierto que los varones tienen actitudes o comportamientos permitidos que las mujeres no tenemos. Cambias reglas cuando decidís vivir del modo que querés vivir sin seguir la imposición de mandatos ancestrales y de prejuicios sociales.

Creo que las mujeres hemos iniciado este camino de cambiar reglas desde hace varios años, no sólo en ciencia sino en todos los aspectos de nuestras vidas. Sin embargo, a mi modo de ver, aún nos queda un camino largo para recorrer.

¿Cuáles son las dificultades para las mujeres científicas en nuestro país para trabajar e investigar?

La situación de la mujer en la ciencia, el menos en lo que respecta a las Ciencias Exactas y Naturales, depende fuertemente del estadio en la trayectoria que se mire. Es así, que no aparecen brechas de género en el grado o posgrado universitario, aunque las diferencias se hacen evidentes en la medida que se pretenda avanzar para alcanzar posiciones jerárquicas dentro de las Universidades o del CONICET, y/o se aspire a acceder a puestos clave para la toma de decisiones y la definición de políticas. Esta situación es clara, cuando se compara, por ejemplo, el número de mujeres en las categorías más bajas respecto del número de mujeres en las categorías más altas, ya sea de Profesoras universitarias como de Investigadoras de CONICET. Del mismo modo, esta situación es clara si se analizan la conformación de los órganos de gobierno universitarios (rectorados o decanatos), del CONICET o de los Ministerios de Ciencia y Tecnología nacional y provinciales.

Los principales obstáculos son culturales y sociales, arraigados en la idea que las mujeres deben estar a cargo de las tareas de cuidado y eventualmente relegar su proyección y crecimiento profesional. Esos mismos estereotipos posicionan a la mujer desfavorablemente respecto de los hombres al momento de decidir quiénes poseen mejores capacidades para puestos que impliquen toma de decisiones políticas, institucionales y de gestión.

Aunque obvio, esta asimetría no se debe a la falta de idoneidad femenina para desempeñarse en puestos jerárquicos con altos requerimientos de responsabilidad para la toma de decisión y la definición de políticas, sino que se vincula con estereotipos culturales y sociales, que impactan desde temprana edad a las niñas y adolescentes, que limita la participación de las mujeres en los mecanismos establecidos para acceder a este tipo de posiciones.

¿Cómo ves el sistema científico de nuestro país?

El sistema científico tecnológico nacional es complejo dado que se sostiene casi exclusivamente a través del aporte diferentes organismos del estado que no necesariamente coordinan sus acciones para alcanzar objetivos comunes. Entendiendo a la ciencia y a la tecnología como el motor de un país, es necesario fijar metas a corto, mediano y largo plazo claras para lo cual es ineludible definir políticas que permitan acciones sinérgicas entre los distintos organismos del estado y entre ellos y el sector socio-productivo. De modo que estas definiciones sean transversales a las actividades académicas (incluyendo la creación o renovación de la curricula de grado y posgrado de las carreras universitarias) y trasciendan los vaivenes políticos de nuestro país. Me refiero a definiciones tomadas realmente como políticas de estado.

El sistema científico tecnológico nacional no es federal, aun cuando, por ejemplo, la ley de financiamiento de la ciencia y la tecnología proponga derramar sobre los gobiernos provinciales; la distribución de fondos y las oportunidades siguen siendo muy asimétricas. El federalismo en el sistema científico tecnológico, a mi modo de ver, se entiende desde dos aspectos: reforzando a los centros tradicionalmente fuertes y creando nuevos centros que se puedan apoyar en los ya existentes. En este sentido, no sólo se trata de invertir en infraestructura y equipamiento sino también promover la movilidad de las personas vinculadas al sistema desde centros consolidados hacia espacios más incipientes. De ninguna manera, esto tiene que transformarse en una epopeya personal, sino más bien todo lo contrario promover esa movilidad desde el estado, asegurando la calidad y excelencia académica con un sentido amplio de federalismo. Las definiciones políticas a las que aludía anteriormente deberían incluir metas cuyos resultados que impacten en el territorio. A partir de las cuales se potencie el sector socio-productivo local o regional con los aportes científico-tecnológicos generados en centros localizados estratégicamente.   

El sistema científico tecnológico nacional tampoco tiene una mirada institucionalizada hacia el exterior (internacionalización), aspecto que depende principalmente de las motivaciones personales más que de las definiciones institucionales. La colaboración entre disciplinas y personas de distintos países representa en mi opinión un aspecto central para un desarrollo científico tecnológico acorde con las demandas de la sociedad del siglo XXI.

El sistema científico tecnológico nacional no es inclusivo, particularmente si lo miramos con perspectiva de género. Si miramos hacia atrás, desde la década de los 60/70  el rol de la mujer y el reconocimiento de su labor científica ha crecido enormemente. Por otro lado, si miramos hacia adelante, aún resta un largo camino a recorrer para romper con las actuales brechas de género en diversos ámbitos. El sistema científico tecnológico nacional, en términos generales aparece incluso con cierta preponderancia femenina. Sin embargo, la situación completa sólo se comprende cuando se realiza una segmentación por área temática, por cargos jerárquicos y/o por la presencia de mujeres en posiciones que involucren tomar decisiones o definir políticas. Este análisis muestra que la distribución cambia drásticamente cuando se hace foco sobre las STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática), los cargos jerárquicos o las posiciones que involucran tomar decisiones y definir políticas. Entiendo que sólo a través de medidas de acción positiva que promuevan, incentiven y faciliten la participación de las mujeres en las instituciones y organismos que conforman el sistema científico tecnológico nacional será factible cambiar el paradigma sobre el cual se construyan nuevos mecanismos con perspectiva de género para una participación equitativa en las posiciones jerárquicas y en cuerpos colegiados para la toma de decisiones y en la formulación de políticas.

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