jueves 28 de marzo de 2024
spot_img

Carta Abierta 24. ¿Otra vez sopa?

El colectivo Carta Abierta, luego de un período sin manifestarse, ha reaparecido con un nuevo producto sobre el mundo, las elecciones, las candidaturas y sus lacanianos alrededores.

Lamentablemente, para algunos a los que nos gustan las novedades, las sorpresas, nada nuevo bajo el sol, más de lo mismo, otra vez sopa.

Se nos presenta una visión conspirativa de la historia, en este caso, la de América Latina contemporánea y un intento de explicación unicausal y determinística al más claro estilo durkheimiano que tanto han criticado desde la cátedra. Es que pase lo que pase ahora los procesos y sus resultados son determinados por la lógica del neoliberalismo.

Al más puro estilo althusseriano-poulantziano sólo hay estructuras sin sujetos: clases, fracciones de clases, grupos de interés poco pueden hacer ante el avance de los neoclásicos escudados en el mercado y a veces en la democracia liberal.

En cuanto al contexto latinoamericano ni siquiera una mención al pasar sobre los más de cien muertos en Venezuela. En otro texto afirmé que seguir tratando el caso venezolano como un proyecto progresista cercado por fuerzas regresivas y destituyentes –nacionales e internacionales– es peor que faltar a la verdad. Negar las propias falencias y carencias del régimen en aras de salvar el supuesto núcleo transformador no es más que ponerse del lado del autoritarismo.

Si hay un contenido contrarrevolucionario en la actualidad no proviene de la presencia de una oposición fragmentada y apenas conservadora y/o liberal.

Las verdaderamente contrarrevolucionarias han sido y son las reiteradas y expansivas decisiones político-económicas irracionales e ineficientes de la gestión Maduro.

El apartado –¿algo quejoso?– sobre los intelectuales tiene como no podía ser de otra manera, reminiscencias gramscianas. Pero lo que parecen dejar de lado los compañeros cartistas es que Gramsci, antes que nada, ejerció la crítica desnuda, descarnada, sobre su propio ámbito. Nada de esto es posible encontrar en Carta.Abierta 24. Por ejemplo, que su otrora candidato pogre (¿o ya se olvidaron cuando juntos se burlaban de Scioli?) Florencio Randazzo haya roto su relación con Cristina Fernández de K y ahora haya competido con ella no merece un solo comentario ni aclaración. Será, quizá, demasiado osado recordarle a la Jefa situaciones políticamente tan centrales pero tan desagradable a su ego?

Por razones cuasi mágicas resulta ahora que la “nueva” Cristina –nacida recordemos de la derrota diseñada e impuesta por su sola voluntad– es la única persona en la que puede encarnarse una nueva voluntad colectiva nacional-popular. Suerte que Don Antonio Gramsci está muerto. De lo contrario no les alcanzarían dos mil Cartas Abiertas para pedirle perdón por el abuso de ideas y el mal uso de conceptos.

El avance imparable de este nuevo movimiento intenta ser obstaculizado por el lado oscuro de la fuerza diseminando, por ejemplo, denuncias de corrupción sobre las diferentes administraciones K. Un pequeño detalle: en ningún momento se atreven a afirmar la falsedad de esas denuncias. Bien hacen para no volverse a quemar las manos una vez más.

Por último quiero solidarizarme con much@s de l@s participantes del colectivo Carta Abierta quienes como yo han hecho de la palabra una forma de vida. Está claro que Cristina Fernández ha decidido, unipersonal y autoritariamente una vez más, condenar a los otros candidatos y a sus seguidores –ustedes– a la cuasi mudez, a hablar poco, como le gusta a Durán Barba, y como pidiéndole permiso todo el tiempo a la única dirigente autorizada –por ella misma en forma verticalista y autoritaria– como lenguaraz: Cristina Fernández de K.

 

spot_img

Veinte Manzanas

spot_img

Al Toque

Alejandro Garvie

Marielle y Brigitte, crímenes políticos horrorosos

Fernando Pedrosa

Argentina no puede cambiar hace años, pero ahora quiere hacerlo rápido y dos veces

Maximiliano Gregorio-Cernadas

El trilema de Oppenheimer y la encrucijada argentina