martes 23 de abril de 2024
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Mara Pegoraro: “La adopción de la perspectiva de género es una cuestión de derechos humanos”

Mara Pegoraro, licenciada en Ciencia Política de la UBA y doctoranda en Procesos Políticos Contemporáneos por la Universidad de Salamanca, analiza el momento actual del feminismo y la lucha por sus reivindicaciones, la posibilidad de que la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo vuelva a tratarse en esta o la próxima legislatura y el comportamiento de la oposición en el Congreso cuando el peronismo ocupa ese rol.

 

¿Cuál será el camino de las reivindicaciones del movimiento feminista en el terreno político en el corto plazo?

No tengo la sensación de la que las reivindicaciones feministas en el corto plazo vayan a cambiar de las ya conocidas. Esencialmente porque la reivindicación primaria del feminismo tiene que ver con lograr la efectiva igualdad de derechos, de acceso y de oportunidades para las mujeres; y hay reivindicaciones puntuales que son parte de la agenda feminista que podríamos llamar de corto plazo, pero que no lo son, que tienen que ver con la cuestión vinculada a la violencia de género. Tiendo a pensar que la agenda feminista nunca puede ser pensada en el corto, mediano o largo plazo. Tengo la intuición que es una agenda feminista que solo puede ser de largo plazo porque en realidad es una expresión/actitud transformadora. Quiero decir, es difícil situar al feminismo como una agenda con temporalidad porque eso significa que en algún momento se termina. El feminismo plantea reivindicaciones que suenan inmediatas frente a injusticias o situaciones de flagelo, de desigualdad… quiero decir, la reivindicación en torno a políticas específicas para terminar erradicando la violencia de género son reivindicaciones inmediatas porque la situación es de emergencia. Ahora, esa reivindicación no es de corto plazo; la agenda feminista en relación a la violencia de género no se termina porque deja de morir una mujer cada 36 horas y pasa a morir una por semana. Porque tenemos cifras sobre la cantidad de muertes pero no tenemos cifras reales sobre la violencia doméstica contra las mujeres, porque no tenemos denuncias. Los número que tenemos son por las que denuncian, y el problema no es sólo las que denuncian sino la cantidad que no denuncian.

Hay reivindicaciones que tienen que ver con la política, algunas se conquistaron, como la paridad en los cargos de representación legislativa; entiendo que un reclamo debería ser la incorporación de medidas tendientes a la paridad en cargos no electivos, como la conformación de gabinetes. No sé si es viable pensar en la paridad en las fórmulas presidenciales; los partidos políticos podrían pensar que es una intromisión demasiado fuerte en términos de la democracia interna de los partidos. Pero es imperativo que los partidos políticos, sin excepción, modifiquen sus reglamentos internos para garantizar la presencia de mujeres en las mesas de decisión.

Por supuesto van a responderme que esas medidas no ayudan a las mujeres sino que imponen una obligación y entonces no hay cambio genuino. Esa es la falacia detrás de la que se esconden para no modificar. Si las reglas cambian, cambian las conductas. Si hay obligación de garantizar presencia de mujeres en el corto plazo significa que en el mediano y largo plazo las mujeres seremos parte de la rosca.

Hay una cosa importante de entender que es que las reivindicaciones del movimiento feminista no son exclusivas de las mujeres. Es decir, la agenda del feminismo y sus reivindicaciones no pueden ser exclusivas ni privativas de las mujeres y solo de aquellas que forman parte del movimiento feminista porque en realidad el objetivo es lograr que el feminismo sea un prisma a través del que mirar la realidad sobre la que tenemos que operar. La política tiene la obligación de incorporar al feminismo como un prisma. No hay una agenda feminista que empieza y termina.

Si el feminismo es un prisma, ¿qué es entonces la perspectiva de género y cuál es la relación entre ambas?

La relación entre feminismo y perspectiva de género es absoluta y de implicación mutua. Lo que ha ocurrido es que se ha privilegiado el uso del término “perspectiva de género” porque suena menos chocante y pareciera interpelar menos a los axiomas y principios de una sociedad estructurada bajo el patriarcado y la heteronorma.  Quiero decir, decir que se habla o se actúa desde la perspectiva de género pareciera generar menos disonancia cognitiva que reconocerse feminista. No importa si el emisor es hombre o mujer.

La perspectiva de género se ha convertido en lo “políticamente correcto” dejando que la designación y referencia de feminismo y feministas la asuman las “locas”, las extremas. Las feminazis. Y esa calificación y disociación explica, en parte, por qué todavía queda mucho camino por recorrer, por qué todavía hay mucha docencia por hacer, por divulgar, por explicar.

 

“La perspectiva de género significa adoptar y aceptar el género como una categoría analítica que permite observar el impacto del género en las oportunidades, roles y relaciones, en especial las relaciones entre varones y mujeres”

 

Mirá cómo será, recuerdo hace muchos años en un debate en una legislatura provincial (no vamos a decir cuál) a une diputade (usemos el inclusivo para garantizar el anonimato) decir: “yo no soy feminista señor presidente, soy femenina”. El problema que enfrenta hoy el feminismo en parte es que no se lo conoce, y por lo tanto se le teme.

La perspectiva de género significa adoptar y aceptar el género como una categoría analítica que permite observar el impacto del género en las oportunidades, roles y relaciones, en especial las relaciones entre varones y mujeres. Parte de la premisa de que no existen roles “naturales” que corresponden a varones y mujeres. No existe lo propiamente femenino ni lo propiamente masculino. Se discute que el ámbito natural de la mujer es el ámbito privado, el espacio de lo doméstico. Las mujeres no estamos natural ni genéticamente mejor dispuestas para la realización de trabajo doméstico ni tareas de cuidado. Si las hacemos es por una construcción cultural. Es el resultado de relaciones histórica, social y políticamente determinadas donde las mujeres fuimos relegadas, discriminadas, negadas y objetivas.

 

“La categoría de género es una de las contribuciones teóricas más relevantes del feminismo”

 

La adopción de la perspectiva de género, el feminismo, es una cuestión de derechos humanos. Implica entender que varones y mujeres somos iguales y obliga a garantizar igualdad de trato, de oportunidades. La categoría de género es una de las contribuciones teóricas más relevantes del feminismo. De allí entonces que asumir una perspectiva de género signifique mover los fundamentos de las sociedades actuales desde el feminismo.

¿Pensás el feminismo como una praxis o como una filosofía?

El feminismo se presenta como un movimiento y a la vez como una filosofía y es extraño porque también parece tener pretensiones paradigmáticas. Es raro que una filosofía tenga pretensiones paradigmáticas. Hoy en día el feminismo está en una fase claramente “movimientista”; como todo movimiento atraviesa un período jacobino. La sensación es que cuando nos llaman feminazis o identifican un segmento de feminazis dentro del movimiento, para mí es la fase jacobina del movimiento.

Toda revolución, y el feminismo es una revolución, en el sentido de un cambio social, moral, político, económico y cultural, atraviesa un período jacobino. Le es propio. Y aparece porque lo que estamos temiendo es la “restauración”: tenemos la sensación de que la ventana es tan corta para lograr determinadas conquistas, estamos tan convencidas de que las reivindicaciones de género y del movimiento feminista forman parte del discurso políticamente correcto que en el momento en que se termine la fase amable de lo políticamente correcto se terminará la reivindicación.

El planteo que yo tengo respecto del movimiento y la posición filosófica es que el feminismo no termina de dejar en claro, o no termina de ser público conocimiento cuáles son sus posiciones éticas y estéticas para ser considerado una filosofía en términos estrictos. Es más Camille Piglia señala que el problema del feminismo es que no logra “amigarse” con la idea de lo bello. Y ahí entonces hay un problema y aparece toda la discusión sobre los “culos hegemónicos”. Mi pregunta en ese caso es quién pacta más o quién es más víctima del patriarcado: la que busca tener un cuerpo que responda a los estándares de belleza y estéticos que asumimos le corresponden al patriarcado para poder mostrarse o aquella que no se muestra por qué no responde a esos estándares

Para mí el problema no está en si es un movimiento o si es una filosofía, entiendo que puede ser ambas o podemos entender que es una filosofía asociada a una praxis que adopta la forma de movimiento y es esperable que así sea; el problema está en lograr una difusión de cuáles son las premisas y principios sobre los cuales el feminismo se construye. Hablamos de feminismo, de perspectiva de género y no sabemos de qué estamos hablando; hablamos de patriarcado, no sabemos lo que significa; hablamos de sororidad y no tenemos idea lo que significan esos términos no sólo en el lenguaje cotidiano sino tampoco en su dotación de un sentido específico desde el feminismo.

Me parece que el problema que hay es la ignorancia. Como todo lo que es disruptivo –o con pretensiones disruptivas– la cuestión está en que aquellos que se presentan desde la posición “yo no me siento interpelado/a por el feminismo, ni soy parte del movimiento feminista” es más porque no lo conocen que porque no sean capaces de sentirse parte. Es difícil acceder al feminismo porque está cargado de estereotipos y desde ese momento, la intención es alejarse.

En la medida en que desde las feministas logremos una mayor difusión y deselitización de la posición purista, el feminismo logrará resolver más eficazmente en términos de resultados políticos y derechos esa tensión entre teoría y praxis, que me parece que es lo que está pasando.

¿Qué relación hay entre la lucha feminista y la lucha política?

Toda. Es impensable el feminismo sin praxis política. Entiendo que la pregunta va a si existe una forma particular de hacer política desde el feminismo. Esa forma particular es hacer política con perspectiva de género, en principio, por default. El feminismo disociado de lucha política no es feminismo; sea cual sea la ola de feminismo que rastreemos. El problema aparece cuando se entiende o pareciera que la única lucha feminista válida es la que tiene que ver con los derechos políticos; cuando damos la discusión de derechos civiles y libertades individuales de las mujeres, ahí ya no es lucha política. Lo miramos raro, es algo como feo: una cosa es que quieran votar y otra que quieran decidir qué hacer con su cuerpo o tengan algo para decir sobre la estructuración de la forma de familia.

El feminismo tiene un modelo de familia, tiene un modelo de sociedad. El problema es que el modelo de sociedad que plantea el feminismo es muy difícil de entender porque es un modelo que no es jerárquico (en términos de entramado social).

 

“…el feminismo es -por definición- la construcción de una sociedad más igualitaria, que se supone es el sentido de la acción política”

 

La política es tomar posición y el feminismo no es otra cosa que una posición frente a la desigualdad, frente a la discriminación y ahí es donde está el punto: el feminismo no es sólo una forma de ver el mundo que tenga que ver con las mujeres exclusivamente. El feminismo postula una transformación y formación de una sociedad con igualdad de oportunidades y donde no hay discriminación en ningún plano. Por lo tanto, en la medida en que incorporamos el feminismo como modo de acción política vamos a resolver no sólo el problema de la desigualdad de oportunidades y/o subyugación de las mujeres sino que vamos a poder resolver los problemas de una sociedad que discrimina por definición.

La estructura social del patriarcado es discriminatoria por definición porque hay un solo hegemónico: el hombre (con determinadas características específicas, asociadas a una determinada condición biológica y sexual). El feminismo es específicamente lo opuesto a eso. Nadie domina per se, nadie domina por el solo hecho de ser. Por lo tanto, el feminismo es -por definición- la construcción de una sociedad más igualitaria, que se supone es el sentido de la acción política.

¿Qué posibilidades hay de que una nueva presentación de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo se vuelva a tratar este año en el Congreso, toda vez que la conformación de las cámaras aún es la misma?

Lo primero que hay que decir es que lo más importante que pasó el año pasado en términos del trabajo legislativo desde la posición del feminismo y la perspectiva es que la LIVE se discutió, se debatió en el recinto y se votó. En el 2017 se había aprobado la paridad en las listas y eso también fue una enorme conquista y en parte abrió las puertas a mayores reivindicaciones. Esa primera conquista nos empoderó muchisimo.

 

“…es muy destacable el proceso que se dió el año pasado… porque es la primera vez que diputados y senadores se vieron obligados a exponerse públicamente en sus convicciones más íntimas. Y se vio claramente quienes están más cerca del modelo republicano y quienes más lejos”

 

Pero volviendo a la discusión sobre la ley del aborto, el año pasado por primera vez la sociedad argentina en el ámbito de las instituciones representativas dio el debate. Porque las instituciones representan a la sociedad, nos gusten más o menos, funciona de esa manera. Las instituciones argentinas de la democracia representativa dieron el debate. Dieron el debate en las instituciones representativas y obligaron a dar el debate en la sociedad. Lamentablemente se perdió, se ganó en diputados, se perdió en el senado. No fue una sorpresa la derrota en el Senado. Tal vez algunos hubiéramos esperados que senadores de la UCR votaran a favor y que el gobierno nacional, dado que había tenido el gesto de promover la inclusión de la LIVE en la agenda legislativa de ese año (al mencionarlo Macri en su discurso de apertura de sesiones en el 2018) tuvieran el coraje de poner en juego su capital político en el Senado para incidir en el resultado final. No pasó. Lamentablemente. Declararon lo que se llamó libertad de conciencia. Tengo mis cuestionamientos a esa idea. Pero es muy destacable todo el proceso que se dió el año pasado. Sobre todo porque es la primera vez que diputados y senadores se vieron obligados a exponerse públicamente en sus convicciones más íntimas. Y se vio claramente quienes están más cerca del modelo republicano y quienes más lejos.

Este año el proyecto se volvió a presentar. Bueno, es la octava vez que se presenta. Es un proyecto que tiene modificaciones que contempla los debates. Tiene apoyo de la sociedad civil. No tengo ninguna expectativa de que se apruebe y no creo que estén dadas las condiciones institucionales dentro de la Cámara para que se trate. Muchos diputados que votaron a favor ponen en juego sus bancas, muchos senadores también. Muchos tienen que volver al distrito y es como el teorema de Baglini aplicado a la distancia geográfica de los representantes y el ciclo electoral.

En número concretos la votación fue 129 a 125 en Diputados, y 31 a 38 en el Senado. De los 129 que en Diputados votaron por el sí, 74 ponen en juego sus bancas y de los 125 que votaron por el no ponen en juego su banca 55. Es decir potencialmente el Si pone en juego más bancas y por lo tanto puede perder más.

No creo que el debate haya logrado modificar la postura de nadie y eso es parte del problema. Porque fue un debate que sirvió para confirmar posiciones. Nadie ingresó a la discusión en situación de deliberación a la Habermas. Pero más allá del escaso componente deliberativo, creo que no está dada la situación política al interior del Congreso para que se pueda tratar en el recinto. Ojalá me equivoque,

Mi expectativa para este año en relación a la LIVE es que los candidatos a presidente me digan en sus discursos públicos, en las entrevistas, en los debates si en el caso que durante su presidencia vuelva a tratarse el proyecto, tiene estado legislativo por lo tanto en el 2020 podría tratarse y en esa ocasión tendremos un presidente nuevo o un segundo mandato de Macri, si en caso que se apruebe lo van a vetar o no.

El 2020 es año no electoral y eso podría favorecer que se presenten las condiciones para que vuelva a tratarse y votarse.

Yo quiero saber que van a ser los candidatos a presidente en caso que se apruebe durante su mandato. Si la van a vetar o no. También quiero que los primeros candidatos a diputados nacionales y al Senado digan cuál va ser su posición. Porque esos primeros candidatos van a ser jefes/as de bloque y son, por tanto, los que van a determinar las condiciones institucionales dentro del Congreso para promover o no el tratamiento. Este año lo veo muy difícil. Salvo que… el gobierno nacional haga una movida política y no creo que la oposición se anime a darle un golpe al gobierno promoviendo la discusión y la votación. No tengo mucha fe.

¿Encontrás escenarios similares de gobierno dividido con el peronismo en la oposición desde la restauración de la democracia en 1983?

Si y no. El peronismo en la oposición es una excepción en la Argentina desde el retorno democrático. Bueno, antes también, pero vos me preguntaste a partir de 1983. Siempre tuvo mayoría en el Senado con lo cual tomo lo que me referís de gobierno dividido como la dinámica de mayorías y minorías gobierno/oposición en la Cámara de Diputados. Alfonsín y Macri si acaso comparten algo, comparten haber ganado su primera elección de medio término. A De la Rúa le pasa lo opuesto. Y eso no es un dato menor para el comportamiento del peronismo.

Creo que lo más parecido que ocurre entre el ciclo 1983-1988 y el presente es el nivel de dispersión dentro del peronismo aun cuando eso no haya significado una diáspora. Como sucedió con el radicalismo.

Bueno es sabido que peronismo y radicalismo no procesas las crisis internas de la misma forma. La dispersión se explica por venir en ambos casos de dos momentos disruptivos. En el 83 la posición del peronismo en relación a lo ocurrido durante el Proceso, en el 2015 el Kirchnerismo y en particular la fase cristinista del kirchnerismo. Si bien el kirchnerismo no logra romper peronismo, como era la expectativa de quienes se sienten K pero no se reconocen como peronistas (los partidos está visto que no se rompen, ni el radicalismo se rompe), parece poner al peronismo en una tensión similar a la del 83. La tensión se expresaba en la búsqueda de la unificación. En ambos momentos la respuesta a la necesidad de unificarse es la renovación.

El discurso de la renovación peronista aparece siempre que el peronismo pierde las elecciones. Porque el peronismo pierde las elecciones en el 83, en el 85, en el 2015 y en el 2017. Quién gana es otro tema.

 

“Cuando el peronismo coopera lo más probable es que esté comprando tiempo para reorganizarse. Perón decía que la organización vence al tiempo”.

 

Creo que el peronismo cuando está en la oposición y está disperso su conducta es de cooperación y eso es algo que el gobierno de Macri desperdició y despreció. El gobierno de Macri desperdició o mal entendió la cooperación peronista. Que el peronismo coopere no significa que no esté buscando como ganarte en la próxima ronda electoral. Cuando el peronismo coopera lo más probable es que esté comprando tiempo para reorganizarse. Perón decía que la organización vence al tiempo. Si tengo la organización “desorganizada” entonces preciso tiempo. Y creo que eso es lo que están haciendo. No estoy segura de que lleguen a reorganizarse para octubre de forma tal de salir victoriosos de la elección. Tampoco estoy segura de que aplique a este tiempo de tantos movimientos dentro del PJ que no se están peleando sino que se están reproduciendo. Pero estaría atenta a la sorpresa que puedan darnos.

El gobierno nacional le regaló al no desdoblar elecciones al peronismo lo que necesitaba: tiempo. Y de paso le amplio la torta de cargos para repartir. Le dio, además, recursos. En ese despreció hubo una subestimación del peronismo. Eso Alfonsín jamás lo hizo. Porque es sabido que jamás en política debe subestimarse al adversario. Y mucho menos al peronismo.

El peronismo cooperó con el gobierno nacional en el Congreso, le aprobó las principales leyes que el Ejecutivo envío. Mi argumento no es que las aprobó solo por responsabilidad institucional, como dijeron, sino porque hay una crisis interna que les inhibe ejercer esa oposición obstruccionista. Esa es la paradoja del peronismo aun cuando coopera la sociedad lo percibe como un obstruccionista cuando está en la oposición. Y esa lectura sí es herencia de su comportamiento tras la recuperación democrática, pero recién a partir de 1987.

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