viernes 29 de marzo de 2024
spot_img

Con la visión de Mao y la ambición de Xi

A su arribo al poder en 2012, el presidente chino Xi Jinping instó a todos los altos funcionarios de su gobierno a una suerte de “compre nacional”. En esa vena patriótica, el reflotado y remozado automóvil Hongqi comenzó a desplazar de la flota oficial a los Audi, que la componían de a cientos.

Las provincias también dictaron normas en beneficio de los coches “fabricados en el país”, como Hongqi, que a partir de 2012 renació poniendo a pleno las plantas de la FAW (First Automobile Works) empresa fundada en 1953 en la ciudad de Changchun, siendo la primera automotriz china. La FAW tiene sociedad con Volkswagen –que fabrica los Audi en China– y Toyota, que motoriza su limusina de lujo. El ex diseñador de Rolls Royce, Giles Taylor, es el nuevo vicepresidente de diseño y gestión de la creatividad de la marca.

Hongqi significa “bandera roja” homónimo de una revista de teoría política publicada por el Partido Comunista de China desde el 1 de junio de 1958 en Pequín, hasta junio del año 1988. La revista formó una parte importante en la propaganda oficial y es complemento del icónico automóvil en el que Mao se desplazaba en sus viajes oficiales.

Como continuidad de esa política, el gobierno de Xi lanzó en 2015 un ambicioso plan denominado “fabricado en China 2025” que es una prospectiva para convertir al país en el líder tecnológico mundial, tanto en robótica como en telecomunicaciones o en vehículos de energías nuevas. El plan convoca a los fabricantes chinos a controlar el 80 por ciento del mercado mundial de vehículos eléctricos hacia el 2025. La receta sigue siendo la misma: aprender de occidente y desarrollar productos de calidad para un mercado interno que crece día a día por el creciente poder de compra de los trabajadores chinos. Occidente acepta porque pretende una parte de ese inmenso mercado que Xi cuida meticulosamente.

Como producto de la estrategia de compra oficial, en los diez primeros meses de 2018, las ventas de los Hongqi subieron un 662 por ciento, alcanzando los 23.838 automóviles, según datos de la empresa, en medio de una reducción general de la venta de autos en el gigante asiático.

Los particulares también se dejan seducir por el argumento del “fabricado en China”, por el valor de la tradición, puesto que su emblema rojo y su vistosa parrilla se mantienen pese a la evolución del diseño y la sofisticación de sus últimos y costosos modelos.

Ryan Mc Morrow para AP reseña que “últimamente las compañías aéreas públicas, los bancos, las empresas de telecomunicaciones y las acerías compran estos vehículos. Air China lanzó en octubre una licitación para sus primeras berlinas H7, la más barata de las cuales vale unos 36.000 dólares”.

La FAW recibe el apoyo del Estado a pesar de los anuncios de Xi Jinping en favor de una mayor apertura de la economía china y un entorno más igualitario para las compañías extranjeras. En el marco del ingreso de China a la OMC la danza de aperturas y cerrazones de mercado está a la orden del día. Pero el objetivo sigue siendo la protección del mercado interno para los intereses de la industria vernácula.

“En las empresas estatales, hay que conducir automóviles fabricados por el Estado”, estima Li Gang, quien coordinó la compra de un Bandera Roja para China Unicom en la provincia de Henan. “Es un tema de imagen, sobre todo cuando el dirigente va en coche a las reuniones. Antes sólo teníamos Toyota o Hyundai, pero conducir un Hongqi, lo cambia todo”, explica.

Mao decía que el poder brota de la boca de un fusil. Hoy Xi Jinping tiene tantos cargos y poder como Mao y es probable que considere que el poder brote de las nuevas tecnologías y el mercado más grande del mundo para producirlas y venderlas.

spot_img

Veinte Manzanas

spot_img

Al Toque

Alejandro Garvie

Marielle y Brigitte, crímenes políticos horrorosos

Fernando Pedrosa

Argentina no puede cambiar hace años, pero ahora quiere hacerlo rápido y dos veces

Maximiliano Gregorio-Cernadas

El trilema de Oppenheimer y la encrucijada argentina