viernes 19 de abril de 2024
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Democracia ¿El fin de la tercera ola?

La directora de Latinobarometro, Marta Lagos, califica este año como anno horribilis para la democracia en el mundo y especialmente para América Latina, en donde a 30 años de la tercera ola de democratización se verifican presidentes que no terminan sus mandatos, presos, acusaciones de corrupción que involucran a poderosas empresas y migraciones masivas que muestran un descontento que, traducido al comportamiento electoral, ha generado la emergencia de líderes autoritarios, o regímenes que no obedecen a los indicadores de democracia que utiliza la consultora, como las de Venezuela y Nicaragua.

En los últimos cinco años los informes de Latinobarómetro han señalado el lento y sostenido declive de indicadores de la democracia, fenómeno al que llamó “diabetes democrática”, porque como aquella enfermedad invisible, va minando la salud de a poco y cuando se manifiesta es difícil de curar y muchas veces mortal.

Los resultados del año 2018 muestran las peores mediciones de los indicadores que la consultora monitorea desde 1995. La visión general del progreso de los países ha retrocedido. Con la excepción de los bolivianos –que objetivamente partieron de muy abajo en la escala– donde un 44 por ciento percibe progreso, seguido de Chile y Republica Dominicana con 33 por ciento. En el grueso de los demás países la percepción de progreso es percibida por menos de un tercio de la población. Y hay tres países donde esa percepción no alcanza el 10 por ciento: Venezuela (6 por ciento), Brasil (6 por ciento) y El Salvador (9 por ciento). La ausencia de progreso es una buena medida del malestar generalizado del pueblo latinoamericano que tiene como principal preocupación la situación económica, la delincuencia y la corrupción.

En ese contexto en que dos de cada tres latinoamericanos tienen problemas económicos, los indicadores de apoyo a la democracia muestran una caída. Durante 23 años de medir ese apoyo en base a tres opciones: a) apoyo al régimen democrático, b) favorecer el autoritarismo y c) indiferencia respecto al tipo de régimen, se observa que la indiferencia ha aumentado considerablemente del 16 por ciento en 2010 al 28 por ciento en 2018. Los que están a favor del autoritarismo siempre se mantiene alrededor del 14 por ciento promedio, en tanto que parte de los que antes apoyaban la democracia se han volcado a la indiferencia.

Esto parece indicar que los ciudadanos de la región, al ser indiferentes al tipo de régimen, se alejan de la política como herramienta de cambio, por lo tanto de la democracia y sus instituciones. Este indicador podría explicar un comportamiento electoral sin lealtad ideológica ni partidaria, un voto volátil al que prometa solucionar los problemas de manera drástica, alla Bolsonaro. En Brasil, por caso, el apoyo pasó del 43 al 34 por ciento –con una indiferencia de 41 por ciento– lo que lo ubica, junto a El Salvador, Guatemala y Honduras en el lote de países con menor apoyo.

En nueve países de la región el apoyo a la democracia es superior o igual al 50 por ciento, liderado por Venezuela con el 75 por ciento, seguido de Costa Rica con 63 por ciento, Uruguay con 61 por ciento y Argentina con 59 por ciento. En nuestro país el apoyo cayó 10 puntos respecto del 2017, en tanto que Uruguay retrocedió 9 puntos en el mismo lapso.

Hay seis países de la región donde más de un tercio de la población es indiferente al tipo de régimen: lidera El Salvador con 54 por ciento, seguido de Honduras (y Brasil) con 41 por ciento, luego viene México con 38 por ciento y Panamá y Guatemala con 34 por ciento. Argentina el 22 por ciento. Los países menos indiferentes al tipo de régimen son Venezuela con 14 por ciento y Chile con 15 por ciento, seguidos de Costa Rica y Uruguay con 18 por ciento.

Por último el régimen autoritario es apoyado por el 27 por ciento de los paraguayos, el 23 por ciento de los chilenos y el 20 por ciento de los guatemaltecos. El país que tiene el menor apoyo al autoritarismo es Venezuela con el 6 por ciento, seguido por Honduras, Nicaragua y Colombia con el 10 por ciento. En Argentina el 14 por ciento prefiere el autoritarismo.

Con respecto al perfil de los ciudadanos que apoyan la democracia, el informe muestra que responde al mayor nivel educativo, que la clase media apoya junto a la clase baja –tal vez la merma de apoyo coincida aquí con el decrecimiento de la clase media entre 2017 y 2018–, en tanto quienes participan de actividades industriales ofrecen más apoyo que los que lo hacen en las primarias.

Con respecto al 2017 el informe muestra la continuidad de una caída que se verifica desde 2010, Con un horizonte de ajustes económicos estructurales en Brasil, la principal economía de la región, y Argentina, no pareciera que el informe 2019 vaya a mostrar sinos de cambio en la tendencia Todo lo contrario. No obstante, no deberíamos perder las esperanzas de mantener vigorosa la tercera ola.

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